En un mes tendrá lugar en Entre Ríos uno de los acontecimientos políticos más trascendentes de los últimos años, potenciado por las aspiraciones presidenciales del Gobernador Sergio Urribarri.
El momento es bueno para el primer mandatario, toda vez que podrá ganar exposición nacional, justo cuando el resto de los candidatos por el oficialismo, definen el tramo final de esa carrera. Pero así como puede ser positivo el momento elegido, se da en un contexto de complejidad suprema, ya que los trabajadores estatales, entre otros, también aprovecharán esa exposición para denunciar en cámara aquello que consideran injusto, metiendo presión para que la provincia finalmente reabra una negociación paritaria cerrada desde marzo de este año.
En este sentido, la mezcla de intereses en el sector sindical, sumado a las aspiraciones que mantiene el sector político asociado a las candidaturas que aspiran suceder a Urribarri, promete consolidar la ley del embudo que, por otra parte, es también una clave de convergencia que muestra hacia dónde debe ir la cosa, para que sirva a la estrategia del primer mandatario. En la ciudad, por ejemplo, se pintan hace unas semanas carteles con su nombre, pegado a Lauritto Gobernador y Schepens Intendente, sin alusiones en la alternativa para Marcelo Bisogni. De modo que si la reelección del actual jefe comunal se convierte en punto de solidificación del acuerdo territorial, es probable que la candidatura de Bisogni comience a transitar desde ahora un rumbo diferenciado.
Massa local
Quienes aspiran acompañar a Sergio Massa en su exploración presidencial apuestan también lo suyo. La llegada de Gustavo Zavallo, el candidato de Jorge Busti a la gobernación, sirvió para poner en claro en el plano local, que también habrá batalla en ese orden. Ni qué hablar de las listas de concejales. Hace mucho no existían tantos anotados en tantos frentes diversos. Es cierto que la proximidad de las PASO ha contagiado también al radicalismo y sus satélites y es realmente increíble la cantidad de aspiraciones que han comenzado a mostrarse ostensiblemente. Eso si, proyectos se escuchan bastante pocos.
Siempre se vuelve
Lucio Godoy ha mostrado su idea de convertirse en alternativa en el seno del radicalismo, desde donde emigró por presión hace más de una década. Muchos de quienes entonces no lo acompañaron, ven en esta ocasión una posibilidad de hacerlo. La reunión realizada esta semana en ATE lo muestra, en parte. De todos modos, el antiguo frente alfonsinista urguayense, que supo quedarse con la comuna a inicios de los 80, parece comenzar a congregarse, con lo cual provocará, seguramente, una arremetida de los antiguos opositores internos, hoy agrupados a la vera de Atilio Benedetti. En lo institucional de la UCR, lo que podría denominarse alfonsinismo tiene la conducción del Comité Ciudad, mientras que el Comité Departamental está en manos de los azules, de aquella inigualable puja entre azules y marrones. La discusión, sin embargo, sigue siendo la misma. Quienes entonces relacionaban a Raúl Alfonsín con la izquierda, pujan ahora para que el centenario partido arregle con el PRO.