Con el año electoral encima, buena parte de la dirigencia entrerriana del oficialismo empieza a acusar preocupación por lo que algunos perciben como un descuido en la conducción política que naturalmente ejerce Urribarri. Hay quienes temen quiebres y fugas si no se toman cartas en el asunto.
El clima se percibe con claridad en la Legislatura, caja de resonancia del estado de la política en la provincia, particularmente del oficialismo, que controla ambas cámaras. La sensación que transmiten varios legisladores, en diálogos informales con Página Política, es la de un déficit de conducción política que ordene, contenga y planifique, que otorgue algún grado de certeza mayor sobre el año electoral que ya está en marcha.
Daría la impresión que, con el gobernador Sergio Urribarri esforzándose por instalarse en la escena nacional, nadie ordena políticamente la provincia y cada uno juega su propio juego. El resultado se percibe en un doble plano: algunas desprolijidades poco contenedoras en la gestión y la indefinición sobre reglas de juego en el plano electoral. En el primer caso, se han escuchado quejas de senadores, diputados, incluso intendentes o jefes territoriales sin cargo, que no son debidamente tomados en cuenta a la hora del ejercicio del poder con sede en la capital provincial. Un dirigente territorial que se entera por los diarios de la bajada de algún funcionario provincial a su departamento es un dirigente que queda herido, o que no se siente contenido y, por lo tanto, que se predispone a escuchar otras propuestas dentro del peronismo.
En el plano electoral, no sólo que no hay nada de la prometida reforma política, sino que tampoco se tiene idea de cuál va a ser la línea que bajará Urribarri para la sucesión. No se sabe nada y, por lo tanto, son miles las hipótesis que se tejen en torno a variantes de alternativas como las de Urribarri candidato; Urribarri en una fórmula; Urribarri fuera de carrera, y su correlato provincial: que deje jugar a todos; que busque una competencia acotada; que bendiga una fórmula; que baje una lista de diputados única; etc. El tiempo pasa y el año se esfuma sin que aparezca un norte político un poco más definido para el PJ provincial que no sea el mero apoyo a Urribarri. Algunos hombres del oficialismo no ocultan su preocupación respecto a que la prolongación de esta incertidumbre genere un caldo de cultivo propicio para la ruptura interna que necesita el sciolismo o el massimo para desarrollarse en Entre Ríos.