Por Edgardo Martolio | El ex presidente de Colón de Santa Fe habló con el columnista de 442. "Quienes me quieren destruir no pueden demostrar que he tenido un crecimiento patrimonial".
Edgardo Martolio
La columna de la semana pasada repercutió doblemente. Por los errores informativos que injustificadamente cometí –de los cuales hablo en el final de este texto– y por el tema abordado: polémico por el infrecuente modo que determinó el descenso de Colón de Santa Fe, y controvertido por la figura de su ex presidente, Germán Lerche, condenado por la mayoría antes de que la Justicia se expida.
Advirtiendo que muchos lo sentenciaron por su inflado ego en los momentos áureos y porque se le atribuía un estilo de vida muy superior al que exhibía antes de ser presidente del club, simplifiqué los caminos y, vía emails, lo entrevisté. Antes de interrogarlo, solicité al doctor Lerche que leyese un párrafo –extraído de la revista digital Posta– que, de algún modo, resume el motivo principal por el que se le cae sin piedad antes de ser juzgado legalmente. El párrafo es este:
“En 2002, según sus propias palabras, Lerche no tenía ‘casa ni auto propio’. Y desde 2006 a la fecha (2014), también según sus propias palabras, ‘dejó de ganar’ dinero. Sin embargo, su pasar económico cambió: de la casa en el barrio Fomento 9 de Julio se mudó a un exclusivo country. Paga ganancias desde octubre de 2008, dos años después de su asunción como mandamás sabalero. Tuvo un Citroën C4 2.01 16V Exclusive modelo 2008 hasta hace poco tiempo. Ya lo dejó atrás: ahora se maneja en dos autos, uno de los cuales está a su nombre. Se trata de un Volkswagen Vento 2.5 R5 Luxury modelo 2013, que cuesta cerca de 200 mil pesos, y un Citroën C3 Aircross 1.61, también modelo 2013, cuyo valor es de aproximadamente 130 mil pesos”.
Enseguida le formulé tres preguntas cuyas respuestas podrían echar luz sobre esa discutida conciliación entre ingresos y egresos, supuestos gastos impropios de quien ‘vino de abajo’ y progreso acelerado:
EM: – Usted, Lerche, dice que ‘dejó de ganar dinero’ reconociendo que no estaba trabajando, que sólo lo hacía su socio en el estudio de abogacía, siendo que antes de ser presidente de Colón había declarado no poseer bienes y el sueldo de su esposa, en una escuela, es muy bajo. ¿De qué vivía, cuál era su ingreso medio mensual y cuál era el origen de ese ingreso?
GL: – Mentira que antes no tenía auto, ni ahorros propios. Desde mis 16 años que trabajo. Obligado a hacerlo, como hijo mayor, luego del fallecimiento de mi padre y con el único sostén familiar de mi madre como docente. A los 18 años ingresé a trabajar en el Concejo Municipal de la ciudad de Santa Fe, contratado, para luego pasar a la planta permanente del mismo. Ese ingreso seguro duró hasta que comencé las actividades en mi estudio jurídico, pero luego mis obligaciones como presidente de Colón me impedían cumplir. Pedí licencia, sin goce de sueldo, durante dos años para luego renunciar…
Tenía un ingreso, que facturaba por mi profesión, en el orden a los 25.000 pesos mensuales, todo verificado por AFIP: solamente debo, desde el momento en que se me cayó todo, IVA e Ingresos Brutos. Pago expensas, variable, según los meses, de 4.000 a 5.000 pesos: aclaro que en ellas vienen incluidos los servicios de agua, cloaca y luz, la expensa sola está por debajo de esa cifra, alrededor de $ 2.000 (al día de hoy estoy debiendo $ 17.000 de mensualidades vencidas). Abono $ 3.400 por un crédito personal tomado en el Banco Galicia, donde debo una suma importante acumulada por mis dos tarjetas de crédito. La cuota de mi auto es de aproximadamente $ 5.400 (adeudo tres meses y hoy, lunes 10 de noviembre, me informaron que por la mora debería pagar todo para cancelar el crédito de $ 57.000: accedieron a mi pedido de refinanciación que en 20 días me confirman). Silvia, mi esposa, cobra alrededor de $ 9.000 y la cuota de su crédito prendario, por su automóvil, es de $ 2.700. Hace varios meses que por la falta de trabajo pido prestado a amigos, hermanos y a mi vieja esperando poder salir de esta situación.
Fueron casi 20 años trabajando, mientras estudiaba y me recibía de abogado; mis primeros trabajos ligados a la profesión estuvieron vinculados al asesoramiento de Municipios y Comunas de la Provincia, con algunas lo hacía directamente y con otras a partir de colegas. En esa materia me especialicé ya que nunca me gustó litigar. He realizado siempre trabajos, desde mi profesión, de asesoramiento.
EM: – Sus autos, el Volkswagen Vento y el Citroën C3, ¿los pagó al contado, en cuotas de cuánto, los está abonando, debe mucho?
GL: – Siempre tuve autos, desde mi primer Citroën Ami 8, treinta años atrás, hasta los actuales. Antes de estar en Colón a veces lo cambiaba dos veces por año. No quiero ser inexacto, porque puedo equivocarme en algún plazo, pero el año previo a que empezara a ser presidente del club entiendo que cambie tres veces el auto en un año. Nunca me volvieron loco los autos, no son mi pasión ni mi interés, pero siempre que pude fui cambiándolo y ayudando a mi señora para que pudiera hacerlo con el suyo. Los dos teníamos auto, ella empezó con un Fiat 600 que le regalé hace muchos años y fue mejorando…
Antes de estar en Colón tenía una Renault Scenic. ¿Le parece que luego de casi diez años no puedo tener un auto como el actual que debe ser casi de la misma gama del que tenía por entonces? Todos los autos se fueron cambiando, entregando los viejos y tomando créditos prendarios por el resto. Así lo hacía, con mucho esfuerzo, cuando percibía que los autos no daban más para cumplir esa función de los viajes para el club. Me afectaba porque en verdad los cambiaba con mi peculio sobre un gasto que efectuaba para el club. Hasta el día que me cansé y tome la decisión de comprar la camioneta que se me adjudicó como propia; lo hice para el club, para los viajes de dirigentes y gerentes a Buenos Aires. Por estas horas tengo un atraso importante en la cuota del crédito de mi auto que no me deja conciliar el sueño…
Cierto que durante mucho tiempo los detractores decían que tenía un Mercedes Benz, etc. etc., se cansaron de buscar lo que no tengo y mientras tanto difamaron… Silvia trabaja desde hace mucho tiempo en una escuela particular de Santa Fe (Escuela Fátima) como Secretaria del Establecimiento. Hace un año que está con licencia médica por la afectación que le provocó lo sucedido con nosotros.
EM: – La famosa casa en el country, según parece, es propiedad del ex jugador Esteban ‘Bichi’ Fuertes y usted la arrenda bajo el sistema de leasing (opción de compra final); ¿si es así, de cuánto es el monto mensual y desde cuándo la habita?
GL: – He vivido durante muchos años en mi casa paterna, en un barrio tranquilo y de clase media de Santa Fe, el proyecto de mi familia era vivir definitivamente ahí. En un momento se complicó por el temor a mis hijos y las amenazas constantes que se recibían. Nos pusimos a buscar la posibilidad de construir y/o alquilar con opción de compra en algún barrio cerrado de Santa Fe, tuvimos varias opciones y surgió que Fuertes dejaba su casa para ir a otro barrio privado y podíamos alquilarle con la opción de compra.
Así lo hicimos, saqué un crédito para los arreglos, que sigo pagando ya que la casa tenía deterioros -lo compensamos con los alquileres- y fui pagando alquileres en el orden de los 5.000 pesos que se actualizaban y con una opción de compra que no pude efectivizar. Hoy tengo una situación en que la opción está vencida y debo varios meses de alquiler. Cuestión que estoy conversando con él.
Imaginará que la casa en la que estoy viviendo es como esas que salen en las revistas en los barrios cerrados del gran Buenos Aires… Por cierto es cómoda, pero modesta… Mi oficina era un departamento de un dormitorio (44 m²) transformado en oficina. La compré luego de alquilar durante muchos años una casa donde funcionaba mi estudio jurídico. Pasé de una casa grande, que no pude comprar, a una pequeña oficina que al darme vuelta me chocaba con las paredes. Se la compré a la empresa CAM (se dedican a construir edificios en Santa Fe); fue con ellos con quienes desarrollé luego el hotel de Colón, convocándolos como inversores particulares. Antes de que alguien diga algo, aclaro que a la oficina la compré antes de invitarlos a construir el hotel.
Le cuestioné sobre otros bienes que pueda poseer y Lerche me respondió:
Mire, tengo la parte indivisa de la casa de mis viejos, junto a mis hermanos y a mi madre; incorporé a mi capital, durante todos estos años, la oficina que compré en cuotas pero la tuve que vender por necesidad económica y por lo manifestado en respuesta anterior. La parte indivisa de la casa paterna de mi padre, fue adquirida junto a mis hermanos y mi madre por un monto de 120.000 pesos, aportados entre todos para adquirir la otra mitad indivisa de mis primos. Pensará que es poca plata… Sí, pasa que eran los valores de mercado, en un barrio donde las propiedades no se cotizan (barrio Los Hornos) y no sirve para vivienda, solo vale su terreno… Quienes me quisieron destruir han inventado tanto –durante estos años– que no pueden demostrar que he tenido crecimiento patrimonial.
Le pregunté, al ex presidente de Colón, sobre cuentas bancarias y tarjetas de crédito. Me dijo:
Era un buen cliente del Banco Galicia desde hacía muchos años, me otorgaban las tarjetas y los limites de compras para clientes preferenciales; también me otorgaban los créditos personales a sola firma y allí mismo me cerraron mi cuenta personal, que solo usaba para comprar en alguna oportunidad un libro, por haber emitido –sobre esa cuenta– cheques por gastos de Colón que no fueron cubiertos. Ocurrió cuando tuvimos inoperante la cuenta del club sobre el Banco Credicoop, por embargo en el juicio del accidente en la pileta –causa de los problemas económicos que sobrevinieron a la institución–. Entonces se empezó a librar cheques sobre mi cuenta personal. Insisto, cerrada por cheques rechazados por gastos del club, generándome un daño considerable como cliente del banco.
Complementariamente a lo específico de las respuestas, el ex presidente de Colón de Santa Fe, Germán Lerche, espontáneamente agregó:
¿Sinceramente usted cree que a mis casi 50 años no tengo posibilidad de tener mi vivienda propia, mi auto?
Es cierto que no tengo trabajo, se me cayó todo en un abrir y cerrar de ojos. También es cierto que tuve que vender mi oficina porque periodistas de la ciudad daban la dirección públicamente e invitaban a la gente a que fuera allí.
Me cansé de las amenazas, de la violencia y vivo con mucho miedo y con una prescripción médica. Hace algo así como dos años atrás tuve, por denuncias anónimas, una inspección general de AFIP y no tuve ningún problema con ello y para entonces ya estaba viviendo en donde lo hago y tenía el auto que tengo.
Hasta aquí Germán Lerche, el millonario que parece no serlo. Nadie puede esconder una fortuna, actualmente, con tanta facilidad, mucho menos alguien tan investigado. Su ‘vida de rico’, si existió en sus tiempos de presidente de Colón y Secretario de Selecciones de AFA, parece no pasar de una opulencia fingida… Si los números que Germán Lerche entregó a este columnista son auténticos, está claro que, por tanta deuda menuda que hoy le quita el sueño y su apenas normal y comprometido patrimonio, no fue corrupto, aunque eso lo dirá la Justicia…
Lerche me respondió, también, cuestiones vinculadas a Colón que pueden ayudar a esclarecer esta historia, que no sería tan intrigante si no hubiese terminado con el descenso de Colón. Para no extender más el ya largo texto las dejo para la próxima semana…
IN TEMPORE: Mea culpa. Juan Carlos Falcón, el ex jugador cuyo pase-deuda le costó 6 puntos (y medio descenso) a Colón de Santa Fe este año, nunca jugó en el Tijuana como escribí en la columna pasada; sí lo hizo en el Atlante, club que originó la sanción de la FIFA. Me equivoqué, también, refiriéndome al ex presidente Lerche, en la línea que decía: “club al que llevó, por primera vez, a disputar una competencia internacional (Copa Sudamericana)”; lapsus inexcusable porque desde 1997 Colón juega torneos internacionales; inclusive en la mismísima gestión Lerche disputó la Libertadores en 2010.
‘Cortésmente’ alertado por los lectores, lo corregí, pero ya estaba dos a cero abajo en el marcador. Derrota informativa sin atenuantes ni disculpas. No es lo ideal, pero está bien corregir sobre lo ya publicado para que el error ni perdure ni se retransmita. Los errores ocurrieron y no acostumbro ocultarlos. Me cabe a mí el mismo rigor que pido a los demás. Tarjeta amarilla. O roja…
Finalmente, y para cerrar el capítulo de las imprecisiones, el nuevo estadio ‘sabalero’ no fue exactamente una realización de Lerche, sino del gobierno de José Néstor Vignatti. Lerche, casi una década después, lo remodeló, lo modernizó. Básicamente lo amplió con una bandeja que aumentó la capacidad a 37 mil espectadores sentados. Para la última Copa América también colocó plateas en las tribunas norte y sur, lo convirtió en el de mayor cantidad de palcos en el país, construyó las salas vip y de prensa de la platea oficial, inauguró una pantalla gigante y amplió el sistema de iluminación entre otras obras de menor envergadura. Pero al Nuevo Centenario lo inauguró Vignatti en el 2001. A cada uno lo suyo.