Un nuevo y polémico columnista desembarca en 442. En su debut, la víctima es el Ciclón.
El pesimista del gol
Después de perder contra Lanús y sumar la séptima derrota en lo que va del campeonato local, San Lorenzo hizo un alto en su derrotero para cumplir con el trámite histórico de ganarle a Boca. Sin embargo, e inmediatamente, el equipo dirigido por Edgardo “Patón” Bauza volvió a la senda de la derrota y perdió con Milán. Y, ahora, ya se prepara con todo para continuar perdiendo partidos; en este caso, hoy frente a Newell´s y después con Belgrano, Atlético Rafaela y Estudiantes consecutivamente.
No obstante, en la última fecha, vencerá a Vélez… hasta el primer tiempo; en la segunda parte, el conjunto de Liniers (cuyo clásico es Ferro, que será un papelón deportivo pero que al menos tiene hinchada) no solo dará vuelta el resultado sino que además le propinará una goleada humillante, con el condimento de que Emiliano Papa hará el primer hat trick de su carrera. Asimismo, y peor aún, “el Ciclón” continuará sumando lesionados y se verá obligado no solo a incorporar más futbolistas sino también a duplicar la estructura médica del club.
En los últimos tiempos, pasado el furor de la Copa Libertadores, el ambiente del fútbol autóctono y en particular los hinchas de este equipo de barrio impreciso pierden horas de sueño por culpa de los siguientes interrogantes: ¿seguirá jugando Claudio “Pampa” Biaggio? ¿Podrá hacer algo Marcelo Tinelli, o estará muy ocupado haciendo bailar gente por televisión? ¿Seguro que el Barrientos bueno era “el Pitu”? ¿A Milán no le sobrará algún suplente para darlo a préstamo, ya que se fue de paseo de derrota para allá? ¿Vuelve el clásico con Huracán, y no precisamente porque asciende “el Globo”? Y, la más temida de todas las preguntas, la madre de todas las pesadillas: ¿Real Madrid le propinará una goleada histórica, aleccionadora y ultrajante a San Lorenzo?
Por el bien del fútbol nacional, objetivamente este redactor quisiera confiar en Sebastián Torrico, Julio Buffarini, Mauro Cetto, Mario Yepes, Emmanuel Mas, Juan Mercier y Néstor Ortigoza, para enfrentar y dominar a Toni Kross, Karim Benzema, James Rodríguez, Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Luka Modric. Pero, bueno, quien escribe estas líneas también quisiera tener la facha de Brad Pitt en “El club de la pelea”, jugar a la pelota como Denilson y casarse con Marcela Kloosterboer, y sabe que no es posible, que no es más que una fantasía, una utopía; que uno juega como Naohiro Takahara y ni siquiera es correspondido por una muñeca inflable.
Así las cosas, no hay que esperar a que llegue el día de tomarse el avión a Marruecos, pueblo azulgrana. Tampoco hay que especular y fogonear la suspensión de la competencia por el riesgo que constituye el ébola; ni siquiera hay que creer por lo que pasó ante Boca que, si se juega bajo tormenta, habrá más posibilidades de evitar el papelón. No, hay que demostrar grandeza. San Lorenzo debe presentar su renuncia indeclinable al Mundial de Clubes, exponiendo la verdad: ante un eventual enfrentamiento con Real Madrid, y los consecuentes dieciocho goles con los que le hará precio “el Merengue”, mejor renunciar a la Copa y evitar una pérdida de tiempo al fútbol en general.
No sería necesario un gran anuncio; no hay que exponerse de más al qué dirán, y sobre todo no hace falta dar la cara. El presidente de la institución, que ya hizo mucho por el club, no merece el mal trago. Hay que adaptarse a los tiempos que corren, por lo demás. Simplemente, San Lorenzo tendría que usar su Twitter oficial y limitarse a los ciento cuarenta caracteres que da esta red social. Con algo así, sería suficiente: “No da comerse dieciocho, nos bajamos. Gran saludo, muy amables por la invitación. Seguimos cerca de volver a Boedo, compren su metro, ayuden”.