Por Claudio Gómez | A quiénes admiran los deportistas que mejor nos representan en el mundo. Los máximos referentes de Messi, Ginóbili, Lucha Aymar y Del Potro, entre otros.
Claudio Gómez
En una pared de la habitación de Messi, en Rosario, había un póster. En la de Manu, en Bahía, también. Del Potro juntaba figuritas del goleador que admiraba. Lucha Aymar repetía una y otra vez que quería ser como su ídolo. Y Facu Conte estaba encandilado con su papá, que cada día jugaba mejor. Aunque ahora parezca curioso, es natural: los deportistas que ilustran remeras, que protagonizan cantitos y que le prestan sus nombres a bebés recién nacidos también tuvieron sus ídolos.
En algún momento, Messi tuvo un héroe al que quería parecerse. Parece inverosímil, pero ocurrió. El propio Leo lo cuenta en un video grabado en 2002, que está subido a la cuenta oficial del Barcelona en YouTube. Todavía en las divisiones menores del club catalán, y con cara de nene, confiesa: “Yo tengo un poco el estilo de Aimar porque jugamos en la misma posición. Antes de recibir, él sabe lo que tiene que hacer, la velocidad que tiene, cómo distribuye el juego, las bochas que mete, es muy bueno”.
Diez años después de esa revelación, Messi tuvo la posibilidad de cruzarse en una cancha con su ídolo. Fue en un partido que el Barcelona le ganó 2-0 al Benfica por la Champions League. Cuando terminó, el propio Leo encaró a Aimar para intercambiar casacas. Fue la primera vez que Messi le pidió la camiseta a un rival. “La tengo guardada entre mis mejores recuerdos –contó alguna vez–, y no me la toca nadie”.
Amigo y compañero de Leo en la Selección, Sergio Agüero también se deslumbró con un jugador a los diez años. Fue en el Mundial ’98, cuando Argentina eliminó a Inglaterra en octavos de final por penales. Michael Owen convirtió un gol, un penal y, además, fue una de las revelaciones del Mundial. “Por él empecé a mirar la Premier League por televisión”, contó Agüero. Y desde entonces tuvo un sueño: jugar en Inglaterra.
Carlos Tevez, recién convocado a la Selección, tenía siete años cuando Boca contrató a Gabriel Batistuta. Los 19 goles a repetición que convirtió en una temporada lo deslumbraron. Y aquel festejo del Bati que simulaba una ametralladora lo marcó. El año pasado, en un partido que la Juventus perdió 4-2 con Fiorentina, Tevez convirtió un penal e imitó ese festejo. Un homenaje al ídolo de la infancia.
Polideportivo. Si alguien propusiera hacer una trivia para adivinar el ídolo de Ginóbili, la respuesta sería demasiado obvia: Michael Jordan. Lo más lindo es que tuvieron un minúsculo, brevísimo, cruce en la NBA. Fue en diciembre de 2002, meses antes del retiro de Jordan, cuando los Spurs jugaron contra Washington Wizards. Manu arrancó en el banco y cuando faltaban siete segundos para que terminara el primer cuarto, el entrenador le pidió que entrara. En el segundo cuarto no entró. En el tercero, tampoco. Terminó el partido y nada. Manu se tuvo que conformar con esos siete segundos. “No lo tuve cerca, no lo toqué, no me defendió, no lo defendí, nada”, se lamentó Ginóbili. Peor es nada.
Es extraño, pero el ídolo de Juan Martín del Potro no es un tenista. Fanático de Boca, desde pibe se deslumbró con los goles de Palermo. Diez años tenía cuando Martín empezó con esa ráfaga que lo llevó a ser el máximo goleador de la historia xeneize. Con el tiempo se hicieron grandes amigos.
Juan Martín Hernández, figura de Los Pumas, tuvo como ídolo a otro referente del rugby argentino: Agustín Pichot. La imagen del capitán en el tercer puesto en el Mundial de Francia de 2007 quedó en la memoria de un Juani todavía adolescente. Y fue tal la admiración, que desde ese momento se planteó un desafío: jugar en Los Pumas.
Pechito López, ídolo del automovilismo, tiene un ídolo, también del automovilismo: Ayrton Senna. Hace dos semanas, cuando ganó el Campeonato Mundial de Turismo en Japón, recordó al piloto brasileño: “Es muy especial ganar en uno de los circuitos favoritos de Ayrton Senna. Estoy orgulloso de hacer lo mismo”.
Para Facundo Conte, estrella de la Selección de voley, el ídolo es… Hugo Conte, su padre. El 4 de abril del año pasado, Facu escribió en su cuenta de Twitter: “Feliz cumple al número 1, mi Papá, mi ejemplo, mi ídolo, mi amigo, mi compañero! Felices 50 pirulos viejo, te quiero mucho pa @hugoconte7”.
A Luciana Aymar, de tanto compararla con el Diego, lo lograron: su ídolo es Maradona. Pero el que rompe la tendencia es Maravilla Martínez. Es el único de los grandes deportistas argentinos que no tiene como ídolo a otro deportista. Siente una profunda admiracion por Alejandro Dolina. Y alguna vez reconoció: “Es la única persona a la que le pedí un autógrafo”.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.