Por Juan Manuel Herbella | El arreglo de partidos, la marcha atrás del “Prode bancado” y el gran semestre del fútbol argentino.
Juan Manuel Herbella
Rovaniemi es una pequeña ciudad de 65.000 habitantes, capital de la provincia de Laponia en Finlandia. Situada muy cerca del círculo polar ártico, es un enclave resguardado por los montes de Ounasvaara y Korkalovaara, mundialmente conocido por ser el “hogar de Santa Claus” y destino turístico de miles de enamorados, que viajan hasta esas latitudes para observar las auroras boreales. Nada hacía presagiar que en una alejada estación de policía de este pequeño enclave, a mediados de 2011, un hombre oriental de apariencia muy peculiar realizaría una denuncia insospechada.
El denunciante afirmaba que, en ese mismo momento, había un singapurense dentro del país sobornando árbitros y futbolistas. El denunciado se llamaba Wilson Raj Perumal y era conocido en su mundillo como “El Ajustador de partidos”. El policía no tomaba dimensión de lo que estaba ocurriendo: un pase de facturas en el seno de la fastuosa red criminal dedicada a las apuestas deportivas y al lavado de dinero.
Ibrahim Chaibou nació en Niger, una pobre nación en pleno centro del África sub sahariana que se independizó de Francia en 1960. Como árbitro de fútbol es muy recordado en la Argentina por el “penal fantasma” que cobró en el amistoso internacional ante Nigeria, en 2011, donde el equipo local terminó venciendo 4 a 1, al dirigido por el “Checho” Batista. El penal decoraba el resultado en el octavo minuto de compensación para el conjunto albiceleste y, de paso, multiplicaba el pago en las casas de apuestas: al acertar vencedor en un partido que supera la media de 4.5 goles.
Días después, las agencias de apuestas reportaron un llamativo incremento durante el partido a favor de un gol en tiempo de descuento. Posteriormente se supo que, horas antes de aquel partido, Chaibou había entrado sonriente a una filial de un banco sudafricano a depositar alrededor de 100 mil dólares en billetes de 100, lo que le valió el reconocimiento de cliente VIP en el pequeño establecimiento. La FIFA anunció que abriría un sumario administrativo pero “nunca pudo dar con el paradero del juez”. Hoy, retirado del arbitraje, sí pudo ser hallado por la Revista “Don Julio” (NdR: tan difícil para la FIFA no debería haber sido) para una entrevista a comienzos de 2014 donde dijo que no consideraba haberse equivocado en aquel juego y que “no había vuelto a observarlo porque había sido un partido amistoso y tiene cosas más importantes para hacer”.
Wilson Raj Perumal fue detenido un par de horas después de la denuncia y sigue estándolo en la actualidad. La policía finlandesa lo encontró reunido en un restaurante con un grupo de jugadores de la liga local, desatando un escándalo nacional que involucraba a varios futbolistas y a importantes clubes. Entre los números de su agenda, figuraba el del árbitro Ibrahim Chaibou y, según confirmó tiempo después en su libro autobiográfico, “trabajaron juntos en más de una oportunidad”. Kelong King es el nombre del libro, tomado del apodo de Perumal. Kelong es un vocablo malayo que significa “pequeño muelle de madera, donde el pescador busca el mejor pez”, también es un término utilizado para describir a los “ajustadores de partidos”.
Internet revolucionó el negocio de las apuestas en el fútbol. Ahora se puede ganar acertándole al vencedor de un partido y también a través de otras facetas como: número mínimo de goles por partido, tarjetas, momentos de los goles, etc… Estas variables son las que más fácilmente permiten el amaño y la multiplicación de las ganancias.
Desde 1980 hasta la actualidad, el Calcio italiano ha tenido más de cien futbolistas implicados en apuestas ilegales. Paolo de Rossi, en 1980, fue uno de los “pioneros” pero lo siguieron varios. La Operación Quiniela Negra (o caso “Totonero”) fue una investigación de la Fiscalía Anticorrupción de Roma a comienzo de los 80´s. El procedimiento descubrió una amplia red de apuestas clandestinas, donde eran partícipes futbolistas y directores técnicos de Serie A y B del Calcio. Casi cuarenta jugadores fueron arrestados y sancionados: a Paolo de Rossi le dieron dos años, la “pena justa” para llegar al Mundial de España 82, donde se coronó campeón y máximo goleador.
El Calciopoli en 2006 concluyó con Juventus descendido por sanción a la Serie B, junto con Lazio y Fiorentina, unos días después de haberse proclamado campeón del “Scudetto”. Entre los dirigentes implicados estaban el afamado Luciano Moggi (director general de la Juventus), Claudio Lotito (presidente del Lazio) y Adriano Galliani (vicepresidente del Milán).
La operación Calciommesse es la más reciente y fueron arrestadas dieciséis personas, entre ellas los futbolistas Giuseppe Signori, Mauro Bressan y Antonio Bellavista. Según el expediente “habían condicionado en los últimos meses los resultados de varios partidos de la Serie B para conseguir grandes beneficios a través de las apuestas deportivas” e incluso el procedimiento estaba tan bien aceitado que tenían una “tarifa de amaño” por categoría: en Serie A 400.000 euros, en Serie B 120.000 euros y en Serie C 60.000 euros. La imagen del caso fue el futbolista Doménico Criscito saliendo en patrullero de la concentración de la selección italiana en la víspera de la Eurocopa pasada.
En España está ocurriendo algo similar y hay dos futbolistas argentinos involucrados en la investigación judicial. El Fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón citó a declarar, en una causa sobre amaño y apuestas ilegales, a veinte jugadores (Ponzio y Leo Franco entre ellos) que participaron del encuentro entre Levante y Zaragoza en mayo de 2011. Hasta el momento, no hay sentencia firme pero el tema está presente en la agenda pública.
Mientras tanto, en la Argentina, se está viviendo uno de los mejores semestres de fútbol en muchos años. La semifinal de Copa Sudamericana entre River y Boca lo engalana aún más. Sumado a esto, en la reunión de comité ejecutivo de AFA de esta semana, se notificó que la empresa Santa Mónica desistía del negocio del “Prode bancado”. El proyecto grondonista, piedra fundamental para el experimento de torneo de 30 equipos, se evaneció antes de nacer. Su desactivación es una gran noticia para el fútbol argentino porque como dice el refrán “Quien quita la ocasión, quita el pecado”. Solo resta saber como se desactivará el esperpento de 30 para retomar al viejo y clásico formato.