Hallaron pertenencias de Priscila en un galpón

p7-2 31-10-14Se realizaron varios procedimientos en pos de dar con el posible lugar donde podría haber sido asesinada la joven Priscila Hartman, luego de que fuera vista con vida por última vez el jueves pasado por la noche.

Hubo avances más que importantes, siempre en la línea de sumar pruebas en contra del ­hasta el momento­ único encartado en la causa. Los nuevos elementos que se suman al expediente tendrían que ver con el hallazgo de varias pertenencias de la víctima, que habrían sido encontradas en un galpón tipo depósito utilizado para guardar maquinarias y herramientas ubicado en San Benito y al que habría tenido libre acceso el joven que hoy es investigado por el brutal homicidio. Se trataría de una edificación ubicada a pocos metros del lugar donde habría estado radicado el detenido por esta causa. Serían varios los elementos secuestrados, entre ellos parte de la vestimenta y accesorios que llevaba encima la víctima al momento de su desaparición.

 

Cabe recordar que en el escenario del hallazgo del cadáver, el domingo último, en el descampado cercano a un arroyo sanbenitense, los investigadores no pudieron hallar la campera de la muchacha, que los familiares de Priscila vieron que tenía puesta cuando salió en su moto, sus anteojos recetados, su calzado y su cartera. Esto condujo a la hipótesis de que el lugar del hallazgo del cadáver no fue el verdadero escenario del crimen. Ahora se analiza si el lugar allanado ayer pudo haber sido en el que Priscila encontró la muerte. Pero tanto para los fiscales como los investigadores, la presunción de que pudo haber existido una tercera persona es algo que aún no han podido desechar como motivo importante para seguir buscando pruebas. Luego de que los representantes de la defensa de Facundo Bressan expresaran su enojo por la cantidad de información que había trascendido desde el inicio de la investigación en relación al brutal homicidio del cual fue víctima la joven Priscila Ailén Hartman, desde distintos sectores de la Justicia se llamaron a «silencio», argumentando que se debía cumplir a rajatabla el «secreto de sumario», instaurado por la jueza de Garantías, doctora Marina Barbagelata.