El equipo mendocino le impidió a Lanus llegar a la punta del campeonato. Fue 3 a 3 en un partido que el local pudo haberlo ganado… Y perdido.
El partido esquizofrénico se jugó anoche en Lanús. El equipo local puede ganar, empatar o perder. En efecto, anoche fue ganando, fue perdiendo y empató. Lo que Lanús no puede es dejar de ser ancho. Lanús es sí mismo aún en la derrota. Lo que Lanús no se permite es arrancarse del cuerpo un estilo que asume con la convicción que marcan las subidas de Maxi Velázquez y Carlos Araujo. O ese abanico desplegado con tres puntas, una ostentación ofensiva que no abunda en las canchas argentinas. Lanús es Lanús si juegan juntos Acosta, Silva y Romero. Lanús no se traiciona y en esa fidelidad a su causa radica el mayor triunfo. Incluso con las ventajas que concede en defensa. Pero anoche la victoria no hubiese sido cualquier victoria. Si Lanús ganaba, hubiese puntero.
Palo y palo. Los números a veces importan poco. O nada. Para la ecuación del equipo local, lo lógico hubiese sigo que el nueve fuera Romero, uno de los goleadores del torneo con ocho tantos. Sin embargo, el cordobés le concedió ser la referencia a Silva, que ayer convirtió por primera vez en el torneo. El delantero uruguayo incluso anotó de cabeza, pero en posición adelantada. Y cabeceó un centro de Ayala y no llegó a tocar otro centro bajo.
Como en un picado, Lanús y Godoy Cruz se atacaron sin especular, con un mediocampo devenido zona de tránsito.
Godoy Cruz tuvo arranques fotocopiados. En el primer tiempo tardó 35 segundos en patear al arco, con un remate de Daniel González que se fue desviado. En el segundo fue aún más precoz; en una jugada de 26 segundos dejó mano a mano a Aquino, pero ganó el arquero. La ilusión óptica quedó derribada en la foto siguiente, cuando Silva, como nueve, empujó al gol una asistencia de Acosta. Romero, que inició la jugada, también había asistido a Ayala, en el primer gol de Lanús.
Aguante. Ibañez es anti River. Fue el héroe de Olimpo ante Quilmes, en el partido que condenó a River jugar la Promoción. Ayer atajó como para que Lanús asegurase un triunfo que terminara por desplazar a River de la punta. El arquero, que reemplaza a Marchesín, fue uno de los mejores de un equipo que arriba es impiadoso: cuando llega, lastima. Falló la defensa.
A la remontada meteórica de Godoy Cruz, Lanús respondió con un gol de Romero, cuando ya jugaba con diez por la expulsión de Braghieri. Y al final tuvo que conformarse. En algún momento, la noche a Lanús se le había puesto oscura. Demasiado para un equipo que suele brillar.