La Prensa Federal recorrió ayer junto a un grupo de vecinos el barrio “La Y”, localizado al norte de la ciudad sobre la ex ruta nacional 14. Desde el último temporal “aguardan asistencia”, dijeron.
Se trata de un asentamiento que ha crecido en los últimos años y que hoy alberga unas 60 familias. Las casas fueron levantadas en terrenos bajos respecto de las dos calles que se unen en un punto, lo que le ha dado su nombre. Hacia el Norte, el desnivel es del orden de los dos metros y algo similar ocurre hacia Este y el Oeste. Por esa razón el arrastre de arena tapó todo el sistema de zanjeo, inutilizándolo. A pocos metros de allí, casi sobre el acceso al complejo del Círculo Católico, la fuerza de la correntada horadó un sector de la calzada donde cayó un automóvil completo.
Ese dato basta para tomar dimensión de lo que sucedió con las viviendas aguas abajo. La mayoría de ellas tuvo “más de medio metro adentro”, dijeron los vecinos, que contaron la odisea vivida esa noche. Pero el problema es que “la ayuda no ha llegado” en proporción a las necesidades. “Estuvimos hablando con la gente de Desarrollo Social y nos dijeron que este viernes había posibilidades de que nos trajeran bolsones, pero necesitamos que se abra nuevamente la calle para poder salir”, señalaron.
Desde la comuna se los asiste con agua potable en un camión cisterna, dos veces por semana. Ayer era uno de esos días, de manera que todos apuraban el paso para llegar a dejar los tachos de plástico sobre los alambrados, para recibir la descarga. Una nube de mosquitos, algunos animales muertos y el olor que deja el agua cuando se va, le daban a una tarde de 35 grados características alarmantes.
Los vecinos contaron también que trabajan en la instalación de una posta sanitaria, ya que llegar al hospital con emergencias en muy difícil. “Más ahora que no hay camino”, señaló una anciana, con los pies en el barro. El lugar elegido para el asentamiento se encuentra lejos del ideal, pero está dentro del extenso ejido municipal que tiene ahora la ciudad, aunque no existe allí el más mínimo de los servicios. No hay agua, tampoco cloacas, no se recogen los residuos y la iluminación es escasa. Otro desafío que propone este verano hostil a las autoridades municipales.