Otra vez fue la figura de Independiente, en el triunfo ante Central. El rojo sigue de cerca al puntero, river.
Ocurrió cinco minutos después del primer gol. Independiente tuvo cuatro tiros de esquina al hilo. El área de Mauricio Caranta mostraba el típico paisaje previo a los corners: siete u ocho jugadores de Central, cinco o seis del Rojo, marcas pegajosas, agarrones y hasta algún empujón. Pero esa ráfaga de tiros de esquina que todos esperaban que se resolviera con centros al punto del penal, la ejecutó Mancuello. Se sabe que una jugada previsible en los pies de un jugador con una confianza indestructible puede derivar en otra cosa. Y así fue: las cuatro veces intentó convertir un gol olímpico. Cuatro veces en apenas dos minutos. Y aunque ninguna terminó en gol, estuvo cerca. Las pelotas cayeron sobre el arco, a centímetros del travesaño y complicaron a Caranta. Como imagen, es simbólica: Mancuello y su autoestima, Mancuello y su voracidad, Mancuello y su convicción. Además de ese episodio de los tiros de esquina, el volante convirtió el primer gol y asistió a Jesús Méndez en el segundo. Si el Rojo le ganó 2-0 a Central y si sueña con pelearle la punta a River, es gracias a que se convirtió en un equipo mancuellodependiente.
Partido. Al gran momento de Federico Mancuello, Independiente le sumó ráfagas de aquel equipo que había sorprendido cuando llegó Jorge Almirón. El primer tiempo mostró una notable recuperación de la amnesia futbolística que venía padeciendo. Arrinconó a Central a fuerza de protagonismo, ambición y juego colectivo. Matías Pizzano, abierto por la derecha, apoyado por las subidas de Néstor Breitenbruch. Franciso Pizzini, por izquierda, acompañado por Lucas Villalba. El Rolfi Montenegro y Mancuello como distribuidores, y Claudio Riaño como pivot dentro y fuera del área. La fórmula fue efectiva. Y si bien no pudieron convertir, tuvieron al menos cinco opciones claras para romper el cero.
Recién a los cinco minutos del segundo tiempo se hizo justicia. Mancuello recibió un pase de Montenegro en tres cuartos de cancha, giró, enganchó, zafó de un agarrón y la clavó de zurda en un ángulo del arco de Caranta. Pero diez minutos después Patricio Loustau expulsó a Nicolás Figal por doble amarilla. Con uno menos, Independiente se replegó. Entraron Ojeda y Jesús Méndez por Montenegro y Pisano. Central se animó. Y el Rojo sufrió. Hasta que Méndez, un ex, llevó el alivio: recibió la pelota dentro del área, enganchó ante Caranta y definió con el arco libre.
Con el de ayer, Mancuello llegó a siete goles, seis convertidos de manera consecutiva. Es la bandera del escolta.