Eso es lo que tardaron los All Blacks en sacar ventaja; el resto fue una clase de juego que termino 34-13. Los pumas, lejos de los mejores del mundo.
Detalles, al final decisivos, pero detalles. Esos son los que terminaron desde temprano con la ilusión de la hazaña de Los Pumas ante unos All Blacks que pasearon por el Estadio Ciudad de La Plata el mejor rugby del mundo. Un equipo que demostró que al más alto nivel un descuido te puede dejar afuera del partido antes de los trece minutos. Fue paliza 34 a 13 para una Nueva Zelanda que, en la penúltima fecha del Rugby Championship, le dejó un mensaje a los argentinos: cada vez más están más lejos.
Sin equivalencias. No fue el marcador lo que dejó en claro las diferencias entre ambos, sino el nivel de juego y el convencimiento para llevar a cabo una idea. Los campeones mundiales tuvieron todo claro desde el kick off y los locales “empezaron” a jugar recién a los 14 minutos. Muy tarde. Ya los hombres de negro ganaban 13 a 0, gracias a dos penales de Barrett y un try de Ben Smith. Justamente la jugada que terminó con el wing apoyando en el ingoal es la muestra clara de la diferencia entre unos y otros. Demasiado fácil lo hicieron ver. Line en campo contrario que terminó con una serie de pases sin salteos, desacomodando a una frágil defensa.
Recién con una desventaja grande Los Pumas empezaron a seguir el libreto planeado por Daniel Hourcade. La pelota empezó a encontrar continuidad en las manos el ataque local y que casi termina en try. Fue penal y conversión de Nicolás Sánchez. Pero otra vez los detalles. Esos que distancian cada vez más a los argentinos de las potencias. Penal fácil fallado frente a los palos que, tras una pelota recuperada por la incansable defensa neocelandesa, terminó en otro sencillo try, esta vez de Israel Dagg. Los albicelestes fueron con ímpetú ara romper el ingoal visitante pero otra vez centímetros separaron a Juan Martín Hernández de lograrlo. Centímetros que se transforman en metros.
Si no se tiene buena obtención en las formaciones fijas, si se pierde el control de la pelota en la mayoría de los contactos contra los rivales y si no se descifra el jeroglífico que significa el simplismo rival es imposible. El complemento lejos estuvo de mostrar a una Argentina que se metiera en partido, por lo menos en el resultado (salvo por el try de Horacio Agulla sobre la hora). Al contrario. Sirvió para que Nueva Zelanda consiguiera el punto bonus y se consagrara tricampeón del Championship. Un Championship que cada año que pasa es un golpe más duro de realidad para unos Pumas que por ahora se conforman con competir.