«En esta provincia se grava el capital, no el trabajo», fue la frase elegida por Sergio Urribarri al cierre de esta semana para explicar, o al menos hacer el intento, la alícuota cero para los industriales.
La idea voló terraplenes en toda la geografía política entrerriana, en los estatales, pero también en sectores afines de la interna partidaria. Sucede que bajo el imperio de la sábana corta, lo que en diciembre enojó a los industriales y alegró a muchos trabajadores, hoy amenaza alianzas en el delicado panorama del armado provincial. Pueden ensayarse fórmulas y argumentaciones de índole y factura diversa, pero lo cierto es que la contención de tensiones en ese represamiento enclenque, tiene preocupados a más de uno. Sobre llovido mojado, el mismo Urribarri sobreactuó su propia estrategia, metiéndose en terreno resbaladizo.
Porque si en esta provincia, que es agente de retención del Impuesto a las Ganancias, se hace diferencia con el gobierno nacional que lo ha instituido para los trabajadores, ejemplo de qué puede ser Entre Ríos, si mantiene con el kirchnerismo un alineamiento carnal desde hace diez años. De cualquier manera, la ini-
ciativa express fue a ambas cámaras legislativas y se convirtió en ley el mismo jueves. Media docena de senadores pegaron el faltazo y, paradójicamente, el socialista Lisandro Viale puso en su garganta lo que murmuraban muchos peronistas en la cámara baja: no votar la reforma tributaria por injusta e improvisada. Prueba de ello fue la convocatoria del diputado peronista José Allende, conductor de UPCN, quien llamó a parar este martes, luego de votar favorablemente la quita a industriales.
Cresto muy duro con Cettour
Una de las espadas concordienses en Diputados, el joven Enrique Cresto, con portación de apellido suficiente, cargó en estos días muy duro contra el titular de Salud de la provincia, Hugo Cettour. «Se empezó a trabajar fuertemente el funcionamiento el control de licencias médicas, que es una lucha que tenemos con el ministerio de Salud y áreas del gobierno», dijo el muchacho, metido de lleno en la interna. «Que haya un ministro de Salud que sea médico, a veces termina siendo contraproducente porque termina decidiendo la corporación médica. De 1200 millones que estamos pagando en la provincia de licencias que dan los médicos, muchas son truchas porque se otorgan por amiguismo o las venden, y genera que se esté pagando suplentes y eso genera muchos gastos», agregó en un reportaje radial.
«Hablé con Miguel Pelandino y me planteó esa ley pero le dije que pida públicamente desde el gremio ese control de los 1200 millones de pesos que se van por esos certificados médicos falsos. Cuando Urribarri instruyó a ministros a eso y al recupero por parte de la Salud pública del arancelamiento, si alguien tiene un accidente en la ruta, el Estado gasta dinero que nadie reclama. Gran parte de la plata que se recupera vuelve al empleado de salud, que sería un mejoramiento de su remuneración. El gobernador instruye a los ministros a presentar su programa y hay ciertos intereses y ya no da para más la situación». «Hay un compromiso que hizo el gobernador de cobrar más impuestos pero controlar más esos gastos que afectan a toda la administración pública. Es el área de salud y cuando uno habla con el ministro de Salud, mira para otro lado», señaló Cresto.