“La violencia es una elección incorrecta”

“La violencia es una elección incorrecta”

Feliz con el éxito de Relatos salvajes, espera que abra la puerta para ver cine argentino. No cree en la venganza, sostiene que Damián Szifrón y Francis Ford Coppola tienen miradas diferentes, aunque los dos con gran talento. Elige vivir lejos del cemento, y anticipa que en el verano estará en Mar del Plata con Ricardo

“La violencia es una elección incorrecta”

La actriz Erica Rivas está trabajando en el teatro Margarita Xirgu, junto a Federico Luppi y Darío Dukah, en Ojo por ojo, versión de Acreedores, de Strindberg, adaptada y dirigida por Augusto Fernandes. Hoy integra también el éxito cinematográfico que es Relatos salvajes, en el que interpreta el último episodio, junto a Diego Gentile. Hay que aclarar que eligió realizar esta entrevista vía e-mail.

—Al igual que en “Relatos salvajes”, hay venganza en el texto adaptado de Strindberg (“Ojo por ojo”). ¿Es vengativa?
—No soy vengativa, fue un buen ejercicio creativo interpretar estos personajes. No creo que la venganza sea una buena salida para nada. Creo que es un estadio muy inferior de humanidad. Pero como a veces no sabemos que hay otras maneras, nos entregamos a ella…

—En casi todas las secuencias, la violencia en “Relatos salvajes” es producida por una injusticia: ¿cómo reacciona usted?
—Reacciono a través de la actuación, por suerte mi lugar de liberación es lo que hago. La violencia es una elección incorrecta, para mí, desmedida, por no poder liberar una energía que angustia por mucho tiempo. Es una elección, como cualquier otra, con consecuencias bastante dañinas para los que la practican como para los que la padecen.

—¿Qué diferencias entablaría entre un director extranjero como Francis Ford Coppola, con quien filmó “Tetro” (2009), y Damián Szifrón?
—Ninguna, son dos directores de gran talento, cada uno con su  mirada muy particular y creativa de las cosas. Me parece extraño entablar diferencias entre dos artistas… no sé. Son dos personas distintas, con lo cual, su obra es distinta y el modus también.

—“Relatos salvajes” se acerca a ser un récord de público: ¿cómo vive esta repercusión?
—Con la felicidad de ser un vehículo de expresión de la gente. Con la esperanza de que quizá esto abra las puertas a que la gente vea más cine argentino. Se reúna en un cine a vivir la experiencia de ver una película en comunidad, discutirla después… ¡no sé! Esa parte del cine –que se está perdiendo– me parece tan enriquecedora.

—¿Cree que “Relatos salvajes” tiene una mirada política sobre la Argentina actual?
—No creo que tenga una mirada sobre la Argentina en particular… creo que habla de la condición del ser humano en este tejido cultural que armamos los mismos humanos y nos trae mucha insatisfacción.

—Filmó para la película de Augusto Fernandes aún sin terminar: ¿cómo fue ese proceso y qué preguntas le surgen de un trabajo aún no visto?
—Fue hace mucho… no creo que ni siquiera quede algo de lo que hice ahí en la película. Todas las experiencias actorales dirigidas por Fernandes son para mí lugares de mucho aprendizaje. Fui su alumna, conoce mis artimañas, mis debilidades como actriz y me da herramientas para sortear problemas y disfrutar.

—¿Es cierto que reemplazará a Valeria Bertuccelli en “Escenas de la vida conyugal”, de Bergman, y estará junto a Ricardo Darín?
—Es para la temporada de verano en Mar del Plata. No es un reemplazo en sí, aunque esto no me molestaría tampoco porque admiro mucho a Valeria. Pero cambiará la puesta: la escenografía, la iluminación, el vestuario, y claro, ¡soy otra actriz! Es una nueva versión también dirigida por Norma Aleandro, a quien admiro profundamente y con quien siempre soñé trabajar.

—¿Qué la decidió para vivir alejada de la ciudad?
—La posibilidad de vivir rodeada de naturaleza. Me gusta mucho el verde. No me siento muy afín con el cemento, con las luces de neón, con la vorágine de las capitales. Me cansa, me pone nerviosa, no va a mi ritmo. Necesito vivir en un lugar que esté más acorde con lo que soy.

 

“Urdapilleta era un ser dotado”

Erica Rivas ante la pregunta sobre qué recuerdos le había dejado trabajar junto a Alejandro Urdapilleta, en El relámpago, respondió: “El mejor de los recuerdos. Alejandro era un ser dotado. Tenía una voz que te hacía temblar, te hacía vibrar. Y un cuerpo totalmente disponible, creativo, tremendamente expresivo. Un ser de otro planeta. Yo lo quise muchísimo, muchísimo. Y sigo amándolo todavía, claro. Siento que está, que nos dejó lo mejor que nos podía dejar: su libertad, nos liberó a nosotros también… No sé… no sabría explicarlo con palabras, pero algo así… Además como escritor es formidable, ya nos va a sorprender más de lo que lo hizo hasta ahora en este sentido”.

Rivas conoce desde 1996 al maestro de actores Augusto Fernandes, director de la actual puesta Ojo por ojo y reflexiona sobre su evolución: “La relación con mi inseguridad ha cambiado. Ya no me siento un horror de actriz y padezco. Ahora me siento un horror, también, pero ahora digo, bueno, ¡me gusta actuar! Eso me salva. Voy a tratar de dar lo mejor de mí, no importa si lo hago perfecto, lo importante es disfrutarlo. Porque eso atraviesa todo. Y por suerte Augusto está cambiado también, más sensible, más filoso en sus marcaciones y pudimos disfrutar de los ensayos como nunca. Trabajando muy duro, pero felices de hacerlo, claro”.
“No hago televisión porque no encuentro el programa que me seduzca. Me encanta que la gente se siga divirtiendo con Casados con hijos. Me gustaría volver a hacer algo así: desopilante, sin pretensiones, punzante y divertido de ver y de hacer”, finaliza.por escrito.