Ivana Figueiras habló de su relación con Sebastián Ortega, y del escándalo con Marcelo Tinellu y Guillermina Valdés.
Ivana Figueiras habló por primera vez tras finalizar su relación con Sebastián Ortega, con quien estuvo en pareja casi tres años. Además, cuenta cómo vivió el escándalo entre su ex con Marcelo Tinelli y Guillermina Valdés.
“Voy a hablar por primera de mi relación con Sebastián porque quiero cerrar este tema“, anticipa la modelo de 27 años en la última edición de Gente.
Ivana contó que tras su separación de Sebastián volvió a vivir con Silvina, su mamá, junto a su hija Juana (6).
“Estoy muy contenida. Cerré la historia con Sebastián y me costó. En su momento, mudarme con él a Capital fue un cambio rotundo. Me bloqueé, no pensé mucho. Tenía la vida bastante desorganizada y no sabía si era para siempre, pero aposté a algo real. Le hice un cuarto a Juana en su casa y ni siquiera la cambié de su colegio. Después me di cuenta que me apuré”, dijo, y agregó: “y nadie me corría, eh”.
Aseguró que conoció al productor en mayo de 2012, cuando ya estaba separado. “En menos de un año, convivíamos. A los dos meses de empezar a salir, nos fuimos a esquiar a Chapelco, y cuando volvimos, pasó lo que pasó”, relató.
La modelo evita nombrar a Marcelo Tinelli y a Guillermina Valdés “por respeto”. “Antes del lío fue la mejor etapa, porque todo fluía. Salíamos, nos divertíamos, la pasábamos bien. En el viaje a Chapelco apenas lo empezaba a considerdar mi novio, pero fuimos con los hijos de ambos”.
Al volver, cuenta, explotó todo, cuando trascendió el romance entre el pope de Ideas del Sur y la ex de Ortega. Y se asustó. “No te voy a mentir, no fue cómoda la situación para mí (…) No sólo por el asedio de la prensa, sino dentro mío. Entiendo un montón de las cosas que sentía Sebastián”, dijo.
Y explayó: “Tal vez tenía demasiado metido en su cabeza que lo que pasaba alrededor suyo era provocado, a propósito. Yo me sentía en una novela. Era todo una exageración”.
La ahora empresaria (tiene una marce ropa interior, Pompavana), contó que “Sebastián me contaba cosas de su relación anterior”. Y añadió: “Si cada tres horas escuchás que se habla de la ex, te empezás a paranoiquear. Decís: ‘¡please, basta!’. No por celos, sino porque querés empezar tu vida con otra persona”.
Ivana cree que, al momento de conocerlo, el productor de “Viudas e Hijos del Rock & Roll” seguía enganchado con Guillermina. “Es lógico: había tres hijos, una convivencia de 14 años… Tal vez eso es lo que pasó”, dijo. Sin embargo, ni lo cuestionó ni le preguntó si seguía “enganchado”. Y aclaró: “Lo percibí apenas lo conocí, no estando conmigo”.
Si bien asegura que las mujeres “hacemos más rápido el duelo”, cuenta que ella se encuentra “en ese proceso”. “No voy a volver con él, ya está. Es imposible pensar cómo hubiera sido todo si no saltaba así”, reflexionó.
Ahora, la modelo se encuentra “sola y tranquila”. “Yo a Sebas lo re quiero, le deseo lo mejor, porque lo amaba y en un momento creí que la relación iba a durar para siempre. No guardo rencor ni tengo enojos. Siento que conmigo hizo lo que puso, y que me quiso en serio. Pero la situación fue complicada“, señaló.
Al preguntarle si Sebastián tenía bronca y si se sentía traicionado, Ivana fue directa: “Obvio. No se careteó ni media. Todos sabían qué pasaba“. Sobre esto, Figueiras dijo que si bien no lo frenó porque “hace lo que quiere”, sí le transmitió su desacuerdo con algunas de sus actitudes.
Sobre los hijos de Ortega y Valdés, dijo que “son divinos, un amor, los quiero un montón. Cuando cortamos, también empecé a extrañarlos a ellos. Fue complicada esta relación”.
“La relación se desgastó. Nos íbamos a ir juntos a esquiar, nos dimos cuenta que no estábamos bien, y no viajé. Se fue con sus hijos. El 20 de julio nos separamos. Hacía un tiempo que no convivíamos. Todo esto fue un aprendizaje“, concluyó.
Por otro lado, Ivana desmintió estar comenzando un romance con Emmanuel Horvilleur, a quien se la vinculó tras un evento.
Por último, se refirió a su rol de modelo en su línea de lencería, algo que a Ortega no le gustaba. “Él nunca me prohibió nada, pero me daba cuenta de que no le divertía”, cerró.