Por Juan Manuel Domínguez*
PERFIL estuvo en Los Angeles, donde entrevistó a los protagonistas y al director de la nueva saga juvenil, quien opina que hoy las películas no enamoran. El mundo actual de los adolescentes, la violencia, la fama y la comparación con Los juegos
del hambre.
L archos”, se dicen entre ellos. Suena obsceno, pero no. Es el término con el que se definen entre sí en la ficción adolescente Maze Runner los habitantes (contra su voluntad) del Area, un pseudobosque rodeado de un invencible laberinto ubicado en un futuro incierto; fuera del mundo ficticio, es el nombre con que se autodenominan los fanáticos de la saga literaria de James Dashner.
Maze Runner salió en tapa dura en 2009, y desde ese entonces ha devenido un fenómeno de culto literario sólo comparable con Los juegos del Hambre o Harry Potter (traducidos a treinta idiomas, con ventas que rompen récords y, ahora, con una licencia cinematográfica). La presencia del autor de Maze Runner, James Dashner, en la Feria del Libro argentina provocó un furor que no se generaba desde la visita de Ray Bradbury. Por eso, la legión de larchos está ansiosa frente al inminente estreno, el próximo 18 de septiembre.
En exclusiva, PERFIL habló con todos los involucrados –desde el director Wes Ball hasta Dylan O’Brien, que interpreta a Thomas, el protagonista de esta distopía– y, como sostiene el director, todos temen y respetan a los fans: “Es entendible que los jóvenes de hoy busquen no refugio sino una forma de entender al mundo en el arte. En estos relatos, que aquí se acercan más a El señor de las moscas que a Cuenta conmigo, lo que se pone en juego es la incertidumbre de lo que implica ser adolescente hoy. ¿Por qué cree que responden así los jóvenes? ¿Por qué tienen sed de violencia o de aventura, de descubrir lo que hay en ellos en un relato en el cine? Las películas de superhéroes no crean identidad, o un mundo real; aquí, en estas películas, sí se habla de ese otro mundo donde los jóvenes necesitan entender qué sucede”.
La otra gran pregunta es la referencia a Los juegos del hambre, la saga protagonizada por Jennifer Lawrence que muestra un futuro en el que un estado totalitario fuerza a los jóvenes a matarse entre sí y que ha recaudado más de US$ 170 millones en dos películas. Dylan O’Brien (el actor de la serie Teen Wolf), aquí Thomas, el personaje desde el cual vivimos ese día a día rodeado por no sólo el laberinto poblado por Penitentes sino la vida masculina y en tribu del Area, lo deja en claro: “Obvio que se parece. Pero es distinto. Creo que aquí hay un nuevo género, y estas películas se comparan entre sí por la tonta razón de ser tan pocas. La pregunta debería ser: ¿adónde van estas historias? ¿Qué buscan contar? ¿Qué hay aquí que no ven en otro sitio los jóvenes? Un género así no nace de la nada, porque una franquicia lo fundamenta”. Y agrega: “Los fenómenos literarios son sinceros. Un fenómeno como el que creó James (Dashner) responde a algo. Pueden decirle ‘moda’, pero quizás sea entender el mundo desde una perspectiva que a ningún otro medio le interesa. James entendió qué quería leer una generación. Y lo vistió de género. Nosotros queremos respetar sus palabras, su opinión, y él fue una parte importantísima del proceso”.
Wes Ball, el director, insiste: “Cuesta enamorarse de las películas hoy en día. Y no creo que eso tenga que ver con que estamos grandes. El cine no está hecho para enamorar hoy. Yo me enamoré de Terminator 2, de Los cazadores del arca perdida. Hoy el cine está hecho para crear un evento. Es raro que lo diga yo: vengo de filmar una película de 30 millones que estrena Fox, pero quiero demostrar que la versión en pantalla de Maze Runner quiere ser más que eso. Quiere ser ese cine que todos dicen extrañar pero nadie hace”. La actriz Kaya Scodelario, hija de madre brasileña y que interpreta a Teresa, la única mujer que irrumpirá en la vida del Area, sigue esa idea: “Es fácil comparar con Los juegos del hambre. Pero aquí se habla de otra cosa. Ven muchos adolescentes en un plano en una situación complicada y de género y se dice que es lo mismo. Aquí la aventura es el instinto: estos chicos no saben por qué están ahí, y no saben el porqué de ese mundo post apocalíptico. En ese caos se encuentran, fundan su identidad. Creo que un joven hoy se siente más cerca de Maze Runner en ese sentido. Estás atrapado y no sabes por qué, y algunos se conforman y viven ahí, otros no y quieren salir, como Thomas, y otros se pierden en la confusión”.
El mismo Dashner alguna vez dijo: “Antes de acusarme de plagio, lean Battle Royale”, descartando la influencia de la obra protagonizada por Katniss Everdeen y acentuando la presencia en el ADN de su relato millonario “de El señor de las moscas, de El juego de Ender”.
Su protagonista, Dylan O’Brien, arriesga a decir: “De hecho, es el anti novela para adolescentes. Aquí no hay tensiones románticas, al menos no ahora. Aquí hay sólo supervivencia, pura y física. Es una película que se anima a no explicarse, que se anima a mostrar una crudeza entre adolescentes y su fortaleza”.
Ki Hong Lee, que interpreta a Minho, uno de los corredores favoritos de los fans, remarca: “Es un mundo difícil. Extraño. Y las películas han olvidado tratar de descifrarlo. ¿Cuánto sentido encuentran en lo que hacen día a día los adultos? ¿Cuánto de eso es responsable por el mundo como está hoy? Creo que se viene un cambio generacional de mente, de forma de cuidar el mundo y a nosotros, y libros y películas como Maze Runner son un indicio, el principio de eso”.
La novedad para los fans, que el director Wes Ball confirmó a PERFIL en exclusiva, es que la segunda parte de Maze Runner entrará en rodaje en unos meses y que están buscando locaciones. ¿Será esa revolución de la que hablan sus actores?
*Desde Los Angeles.