La conductora de Dímelo Tú entrevistó al músico en 2006. La sensibilidad de un ser intenso. Video.
Gustavo Cerati era el amor de todas a los 20, también el mío. Escuché Doble Vida sin pausa durante todo 1988 y 1989, era un símbolo de nuestra vida en ese tiempo. Nos sentíamos identificados con Soda Stereo, sinónimo de modernidad y buen gusto.
No existieron para él las cosas imposibles, se elevó hasta una empinada cúpula, espió a través de una persiana americana y se lanzó sobre la ciudad de la furia para quedar bien parado en el escenario del Teatro Colón. Gustavo Cerati fue un adelantado, sin duda.
Después de aquel primer éxito furioso, vinieron Dynamo, Canción animal, Amor amarillo, Sueño Stereo, y seguí siendo su fan. Su carrera solista –Bocanada, Siempre es hoy, Ahí vamos- confirmó definitivamente su talento, su creatividad. Fue, es y será un gran artista, creador superlativo. No pasan por esta vida muy a menudo genios de su tamaño.
Cuando empecé a producir mi programa de entrevistas en 2003, uno de los primeros nombres que aparecieron fue el suyo. Lo había conocido, nos habíamos cruzado, me interesaba saber más de él, cómo había inventado su vida. Se escabullía ante la convocatoria, nunca fue muy amigo de las entrevistas. Después de un año de llamarlo sin descanso, conseguí que viniera.
Descubrí a un ser intenso y sensible, que se entregó sin pudor a la conversación, una persona frontal, sincera. Su frase central para definir lo que sentía hacia la vida fue: Mereces lo que sueñas.
Gustavo Cerati fue detrás de su sueño y se convirtió en un referente. Seguramente haya sufrido como todos, de lo que no cabe duda es de que todo lo que hizo nos transformó.
Te vamos a extrañar, Gustavo, pero era ya necesario descansar.
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