Que la pelea territorial en el peronismo uruguayense aguante hasta las Legislativas de octubre, sin producir heridos, es tan difícil como asegurar que los posicionamientos que se han aguantado hasta el momento, puedan poner el interés nacional de Sergio Urribarri o
Cristina Fernández por sobre su propio futuro. Hace una semana, se mencionaba en esta misma hoja que resultaba, al menos, llamativa la intervención de funcionarios provinciales en la elección de la vecinal de barrio Sarmiento. Allí, la conducción se mantuvo cerca de José Lauritto desde que iniciara su mandato, hace una década.
La llegada de una nueva iniciativa barrial, de la mano de una dirigencia social de innegable apoyatura provincial, hace prever que las cosas pueden encarrilarse acorde al nuevo mapa político, que comienza a armarse en Concepción del Uruguay. Lo sucedido en este categórico ejemplo, se ha reiterado en cuanto grupo social barrial se haya armado en los últimos años, con apoyo comunal, provincial o nacional.
La noche del 11 de agosto, los sucesos en la sede del Partido de gobierno, donde los nervios provocaron cruces breves pero contundentes, sirvieron para que se exteriorizaran posturas, pero también para que la jornada dejara un mensaje claro hacia delante: «es hora -como diría un veterano dirigente- de limpiar el comedero». Podría agregarse a nuestra cuenta que también es hora de que cada cual ponga lo que dice tener.
Las palabras del edil justicialista, Leonardo Blanc, quien en la última sesión del Concejo recordó a los funcionarios del tercer piso, que hasta ese lugar «llegaron en andas de la militancia», hace prever que ya no es posible detener la mecha encendida aquella noche, cuando se contaban los votos de las PASO. Si bien la sordina amortiguará el tenor de la crítica, todo hace prever que antes de fines de este año llegarán cambios en el Centro Cívico.
La posibilidad de aparición de un nuevo bloque en el HCD pondrá el viento del lado de la puerta al Ejecutivo y recortará radio de giro a Carlos Schepens, quien deberá reemplazar sus embajadores en provincia y nación, a un costo demasiado elevado. Más cuando se viene el tramo final por la Terminal y el Mercado y dos años completos sin el proyecto nacional orientando fondos a los municipios.
El presupuesto, otra discusión
Ya se habla del nuevo Proyecto de Presupuesto en los pasillos del Centro Cívico aunque, a diferencia de otros años, en que se convino reconducir el anterior, esta oportunidad promete nubarrones de fondo, porque nadie querrá ver pasar la ocasión de hacerse de lo que le corresponde. Uno de esos casos es el de los empleados municipales, conducidos por un dirigente como Mario Barberán, siempre en alguno de los grupos que pujan en la interna oficialista.
La disputa con Carlos Schepens es conocida, tanto como la carencia de embajadores políticos entre uno y otro despacho. Quienes solían hablar con la AOEM están más cerca del ex intendente y actual legislador, Marcelo Bisogni, con lo que eso significa de cara al futuro. Detrás de todo este entuerto, los inconvenientes presupuestarios reales que tiene la comuna aportarán lo suyo. Esta amenaza en ciernes a la gestión Schepens, cuyo anclaje político puede volverse ciertamente endeble si avanzan los cuestionamientos, ya tiene algunos chispazos en medios afines al gobierno, que lo han quitado de sus tapas rememorando la vieja sentencia del ex intendente Luis Bermúdez.