Los problemas habitacionales en Concepción del Uruguay reflejan la realidad compleja de algunos grupos sociales, pero también da cuenta del manejo realizado de un tema clave en el desarrollo de la comunidad. Desde entregas a quien no lo necesita, hasta venta de llaves.
En las últimas horas se vivió un episodio preocupante que las autoridades comunales y policiales no desconocían. Un grupo de vecinos impulsados por su necesidad de vivienda intentó tomar un grupo habitacional localizado en las cercanías de barrio San Isidro, destinado por el gobierno nacional a la erradicación de asentamientos. Por alguna razón esas casas no se han entregado. Pocos saben el por qué y quien lo sabe no lo dice.
Pero detrás del asunto puede registrarse una serie interminable de problemas. Algunos de ellos fueron puestos en el tapete ayer por el propio Intendente Lauritto, en el sentido de que existen casos en los cuales quienes reciben su casa de parte del Estado terminan vendiendo la llave a un tercero, efectuando con ello un negocio aparte. La referencia puede leerse como una conducta desviada de parte de quien recibe el beneficio, pero también habla del escaso control que realiza el IAPV sobre la cuestión.
No es ese el único inconveniente. Los planes de vivienda ejecutados para entidades sindicales no siempre terminan de la manera correcta o, para ser más claros, no todos los sindicatos se toman el trabajo de asegurar que quien recibirá una casa financiada por el Estado, realmente la necesita. Inclusive existe en la ciudad un plan de viviendas levantado sobre un terreno con problemas de papeles, que impide su prosecución aunque la edificación está a la altura de los techos. Hay caso, incluso, en los cuales los beneficiarios directamente falsean sus declaraciones juradas, evadiendo los controles y recibiendo una casa habitación cuando tienen más de una propiedad en diferentes lugares de la ciudad. Es evidente que hay que tener amigos para esa maniobra.
Sobreprecios en las obras
La otra cuestión son los sobreprecios que se registran históricamente en materia de obra pública, ya que las licitaciones de una misma unidad mantienen grandes diferencias según la administración de los fondos. En el interior departamental existen casos en los cuales las comunas han tomado el tema en sus manos, para evitar precisamente esos sobreprecios. El resultado es que, con la misma plata, hacen el doble de unidades y, muchas veces, con mejores materiales. Los controles del IAPV, en este sentido, han sido siempre muy flojos, favoreciendo empresas amigas y encareciendo con la mala gestión el costo de las viviendas.