San Roque
Es uno de los santos más populares a quien se invoca como protector contra las pestes y enfermedades contagiosas. Nació en Montpellier, Francia, el año 1295. Al fallecer sus padres, joven aún vendió sus posesiones y tomando el hábito franciscano, partió a Italia para visitar los santuarios de la cristiandad. En Roma se dedicó al cuidado de los enfermos de peste. Finalmente él también fue contagiado, por lo que se retiró a un lugar desértico donde se dedicó a la contemplación. Durante todo este tiempo era alimentado por un perro que cada día le traía un pan. Por ello se lo representa en traje de peregrino, con la pierna llagada y un perro a su lado. San Roque murió en Montpellier el año 1379.
San Esteban, Rey de Hungría Descendiente de los bárbaros magyares, Esteban se convirtió al cristianismo y fue coronado primer rey de Hungría por el papa Silvestre II, en el año 1000. Desde entonces se consagró por entero a lograr la conversión de sus vasallos, elevó la cultura de su país, que consagró a la Virgen María y lo llevó a un alto grado de prosperidad y civilización. El papa le concedió el título de Rey Apostólico. Además de guerrero, juez, administrador y legislador, San Esteban fue también un místico. Murió en 1038.
Santa Beatriz de Silva, fundadora Nació en Ceuta el año 1424. Pertenecía a la casa portuguesa de los condes de Viena. Fue a España con la princesa Isabel de Portugal, esposa de Juan II, la cual, llevada por los celos, la encerró en un cofre, teniéndola allí varios días sin comer ni beber. Una vez librada, Beatriz entró en el convento de Santo Domingo de Toledo, y con ayuda de Isabel la Católica, hija de su perseguidora, fundó, bajo la regla de San Benito y las Constituciones del Císter, la Congregación de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. Murió en Toledo el 1 de setiembre de 1490. Fue canonizada por Pablo VI el 3 de octubre de 1976.