En una decisión localista e injusta, el boxeador argentino cayó ante el estadounidense Brandon Ríos en Las Vegas por descalificación en el noveno round.
Un árbitro de irritante y sorprendente desempeño localista, el estadounidense Vic Drakulich, descalificó al bonaerense Diego La Joya Chaves en el noveno round de la pelea que hasta entonces era pareja ante el crédito texano Brandon Ríos en Las Vegas.
En el Chelsea Arena del Cosmopolitan de la ciudad del juego eterno, Chaves (67,100 kilos) tuvo pasajes de lucimiento personal que permitieron pensar que alcanzaba la altura necesaria para acceder a una nueva chance mundialista, pero finalmente al ser tan drásticamente sancionado no hizo más que caer en la trampa que preparó un Bam Bam (66,670) excedido en promoción, categoría, incorreciones e inescrupulosidad, que halló en el experimentado Drakulich un aliado inesperado.
Cuesta creer que quien dirige peleas por títulos ecuménicos desde hace 13 años y que estuvo al frente de pleitos como el Amir Khan-Zab Judah (2011), Manny Pacquiao-Jorge Solís (2007), Pacquiao-Erik Morales (2006) o Félix Sturm-Oscar De La Hoya (2004), entre tantos otros, haya sido incapaz de observar el persiste e intencional empleo de la cabeza como arma ofensiva por parte de Ríos, entre otras tantas faltas antirreglamentarias. Es más, el oriundo de Oxnard le causó a Chaves un pequeño corte en el párpado izquierdo en el séptimo asalto.
Sin embargo, fue a la Joya a quien le descontaron dos puntos, en el tercero y en el octavo capítulo, en el primer caso por extrema rigurosidad y en el segundo porque se cansó de ser receptor de las continuamente toleradas infracciones del norteamericano. A quien era el boxeador estelar de la velada sólo le restaron un punto en el quinto segmento.
Se llegó a tal extremo de impunidad que, en el descanso previo al que terminó siendo el último episodio, desde el rincón del anfitrión se le recomendó a Ríos que recurriera a tropelías, con la única salvedad de que tratara de pasar desapercibido.
En cuanto al boxeo propiamente dicho, a Ríos le quedó grande la condición de estrella de la noche, más allá de que se lo notó respetable y peligroso en la medida que conseguía meterse en la corta distancia.
Eso ocurre porque Bam Bam en ese espacio reducido cotiza recursos y un alcance de brazos que se torna insuficiente para una división que por naturaleza no le conviene. Es welter porque le resulta más fácil subirse a la balanza, tal como quedó reflejado en su cintura.
Por eso Chaves sacó ventajas cuando se anticipó, se traslado, llevó las acciones a la media y larga distancia y golpeó con variedad y puntería, lo que se apreció de modo especial entre el tercero y el sexto acto. En esas escenas a Ríos se lo vio impotente y desdibujado.
Eso sí, a partir de la séptima parte el nacido en San Miguel decreció en su ritmo y el texano se le fue encima empezando a nivelar las acciones, aunque siempre combinando lo reglamentario con las incorrecciones premeditadas.
Chaves, a los 28 años, quedó con un récord compuesto por 23 victorias, 19 de ellas por nocaut, y dos reveses.
Ríos, también de 28 años, pasó a disponer de un palmarés conformado por 32 triunfos, 23 de ellos precipitados, dos derrotas y un empate.
Fuente: DyN