Necesita, al menos, una candidata en la lista de diputados. En la UCR no asoma ninguna con vuelo propio, en el PRO la única con proyección quedó fuera de carrera. La hija de un mandatario de Entre Ríos podría ocupar ese espacio vacío. El armado electoral para 2017 se atisba complejo en Cambiemos. No ya por la puja que habrá entre la UCR y el PRO (mejor sería decir entre la UCR y Rogelio Frigerio) por definir quién encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales por Entre Ríos, sino por las dificultades que presenta a priori llenar el casillero femenino de la oferta electoral de la coalición.
El año que viene Entre Ríos renovará cinco de sus nueve diputados nacionales. De esos cinco que terminan su mandato, sólo uno es de Cambiemos (el radical Jorge D’Agostino) y quien gane las elecciones puede quedarse con tres bancas, por lo que un triunfo en la provincia implicaría algo más que un posicionamiento para 2019: también sumaría dos bancas al gobierno de Mauricio Macri.
Para ocupar esas candidaturas sobran nombres. Dentro de la corriente Illia de la UCR se menciona la posibilidad de reelección de D’Agostino, la reaparición de Gustavo Cusinato (ex diputado, actual funcionario nacional), la siempre latente candidatura de Juan Carlos Arralde y hasta la variante de que el propio líder del espacio, Atilio Benedetti abandone el bajo perfil político del último año y se decida a jugar en 2017, haciendo pesar la ventaja de la instalación pública que su figura tiene por venir participando de las elecciones en forma consecutiva desde 2009. Nadie descarta también que juegue el ex diputado Fabián Rogel, pero el dirigente ha dicho que su plan es seguir en la función pública y apuntar a 2019.