En apenas dos semanas de presidencia, en el Rojo ya se nota la impronta de los Moyano.
Claudio Gómez
Los últimos meses de Independiente se podrían ilustrar con imágenes de la Argentina de mediados de los 70. La huida de Javier Cantero y la irrupción de los Moyano son un réplica de las históricas batallas entre peronistas de izquierda y de derecha. Acá en Avellaneda no hubo un Ezeiza con tipos de lentes negros disparando desde el escenario ni un balcón con un líder que trató a los enemigos de estúpidos e imberbes. De todos modos, trazar un paralelo es posible.
El peronista con vínculos en el Gobierno quedó relegado a la nada y el peronista que lidera un sindicato se quedó con todo. Con matices, por supuesto, pero la comparación funciona: la pulseada, otra vez, la ganó el PJ sindical y rancio. La derecha. La elección de hace dos semanas marcó el quiebre. Cuarenta años después, Independiente es un modelo a escala de aquellos tiempos violentos. Ya se sabe quién se quedó con todo. Y cómo.
Rojo con campera verde. Independiente contrata un nuevo técnico. El trato se hace en el Sindicato de Camioneros. Independiente incorpora a un goleador. Al acuerdo se llega en el Sindicato de Camioneros. Independiente negocia otro refuerzo. Las charlas se hacen en el Sindicato de Camioneros. Desde hace dos semanas, el Sindicato de Camioneros es la nueva sede de Independiente. En realidad, la más importante de las sedes.
Ninguna de las grandes decisiones que tienen que ver con el fútbol se toman fuera de esas oficinas de San José al 1700, ahí donde el Rojo se pone verde.
El flamante Departamento de Fútbol Profesional está integrado por Hugo Moyano, Pablo Moyano y Héctor Maldonado, secretario del gremio y ex miembro de la Comisión Directiva del club durante la gestión de Julio Comparada. Todo está en sus manos, todo lo deciden ellos. Hasta el vicepresidente primero Noray Nakis se quedó afuera de la cocina. También presidente de Deportivo Armenio, Noray pretendía un lugar en la mesa de decisiones, pero hasta el momento los únicos que resuelven son los camioneros.
Elección. Domingo 6 de julio. Hay elecciones en Independiente y las veredas de Mitre al 400 están gastadas de gente que viene y va. El ganador está cantado: todas las encuestas dan como favorito a Hugo Moyano. El camionero se instaló como candidato durante los últimos meses del ascenso, cuando puso 10 millones de pesos para pagar sueldos atrasados, calmar a un plantel inquieto y movilizar a empleados de paro. Por eso, Moyano se sabe presidente aún antes de que se abra la primera urna. Los socios desfilan, los candidatos de las otras dos listas se resignan. Y los barras, bueno, los barras volvieron a sentirse como en casa.
Cuando Javier Cantero asumió la presidencia en diciembre de 2011, llegó al club con un eslogan que se cantó hasta en la cancha: “…de los socios, el club es de los socios…”. Pero el plan de Cantero para echar a los violentos no funcionó, por eso, cuando el recuento de votos confirmó que el 70% había elegido a Moyano, en la vereda de la sede se volvió a escuchar aquel cantito, aunque en versión camionera: “…de los barras, el club es de los barras…”.
Días antes, el presidente saliente Claudio Keblaitis había indultado a Bebote Alvarez. Sin derecho de admisión, el líder de los barras ahora se puede mover sin restricciones por el club. Así lo hizo. Estuvo todo el domingo merodeando la sede. Con una campera con capucha que a veces usaba para camuflarse, Bebote fue, vino, acercó gente para que votara, rosqueó, almorzó en la pizzería de al lado en una mesa que compartió con gente del sindicato, fue, volvió y, al final, se retiró satisfecho por el triunfo arrollador.
Desde ese domingo electoral, Bebote volvió a pasar por la sede. Un par de veces por semana entra, aunque por estos días la actividad es relajada porque no hay fútbol. Cuando arranque el torneo, se supone que su presencia volverá a ser tan intensa como cuando el presidente era Julio Comparada.
El líder de la barra del Rojo ya controlaba la tribuna cuando Moyano se acercó al club en 2005, al comienzo de la gestión Comparada. Formaron una sociedad sólida. Bebote se sumó a cada acto y movilización que organiza Moyano y su apodo empezó a escucharse cada vez más seguido entre los camioneros. El protagonismo que logró en Independiente lo sostuvo también en el gremio. Ahora, en el sindicato tiene presencia aún sin presencia. Su sola mención impone respeto. Hay afiliados que, aún sin conocerlo, dicen como chiste: “¡Ojo que te agarra Bebote, eh!”.
Los primeros años de Hugo Moyano en Independiente fueron testimoniales. Todo lo que hizo fue poner en la Comisión Directiva a un hombre de confianza: Héctor “Yoyo” Maldonado. El primer acto de gestión lo cumplió antes de que Comparada se tuviera que escapar por la puerta de atrás de la sede: el camionero logró que el Ceamse le cediera al club en forma definitiva las 27 hectáreas del predio de Villa Domínico, donde se estrena el plantel de Primera, que alquilaba desde hacía unos treinta años. La segunda aparición fue hace cuatro meses, cuando puso los 10 millones de pesos antes del ascenso. En la tercera, asumió como presidente.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.