Alemania es un digno campeón, pero íntimamente podemos decir que ese gran equipo nos ganó por poco y nunca nos superó.
Claudio Marangoni
Argentina perdió la final 1 a 0, en el alargue, cuando el partido se encaminaba a los penales. Apareció ese ataque del equipo alemán, inofensivo en el arranque, que sorprendió a los dos defensores centrales nuestros, y que Götze, con un magistral gesto técnico, la mató con el pecho y de zurda la cambió de palo, dejando a Romero sin defensa alguna.
Es difícil explicar el hecho de perder un partido a cuatro minutos de los penales, pero repasemos los 120 minutos.
Voy a empezar por la parte física, como siempre; en este rubro Argentina dio una ventaja muy, pero muy importante. Tener un día menos de descanso que el rival, nada más y nada menos que Alemania, es injusto y más cuando venís de un partido previo con tiempo de alargue y definición por penales, sabiendo la organización que el desgaste emocional es tremendo y es imposible recuperarse y jugar de igual a igual, obligatoriamente estas condicionado.
Sin temor a equivocarme puedo afirmar que Argentina con un día más de descanso hubiese mejorado su producción un 10 o 20 por ciento más, hecho que hubiese permitido a los jugadores tal vez estar más frescos para definir las situaciones de gol que se le presentaron.
En lo táctico, tal como lo había hecho con Holanda, achicó los espacios y esperó refugiado en su campo, le dio buenos resultados. Alemania en los 90 minutos no logró crearle una sola situación de gol, tan solo una de pelota parada. Argentina contra-atacó cuando pudo y se las arregló para crear cuatro situaciones claras de gol.
Sabella lo dijo, la falta de eficacia por parte de los de arriba explica el resultado, una pena.
No haber podido contar con Di María en estos dos últimos partido también influyó decisivamente en la creación ofensiva, y limitó el poder de fuego de la Selección.
Alemania es un digno campeón, un equipo que jugó un fútbol que dio gusto mirar durante todo el torneo y, como corresponde, van nuestras sinceras felicitaciones. Pero íntimamente podemos decirnos que ese gran equipo nos ganó por poco y que nunca nos superó.
La patria futbolera se despide con un caluroso aplauso para Sabella y todos los jugadores. Gracias por habernos hecho pasar momentos tan maravillosos.
Nos despedimos hasta la próxima cita, fútbol mediante.
(*) especial para 442