El rodillazo desleal de Zuñiga y la pasividad del árbitro dejaron sin Mundial al brasileño.
Juan Manuel Herbella
Acostumbrados a ver lágrimas en los ojos de los futbolistas brasileños, nadie imaginó que el llanto de Neymar siendo retirado en camilla, sería su última imagen en la Copa del Mundo. El golpe desleal del lateral colombiano Carlos Zuñiga y el bochornosamente permisivo arbitraje de Carlos Velasco Carballo, fueron los responsables de este final que deja a Brasil sin su máxima estrella y al público sin poder disfrutar de su talento.
Por el rodillazo en la espalda, Neymar sufrió la fractura (sin desplazamiento) de la apófisis transversa de la tercera vértebra lumbar. Las apófisis son pedículos (puntas salientes) del cuerpo vertebral. El diagnóstico puede impactar pero no es una lesión que revista extrema gravedad, dado que no compromete el canal medular.
El verdadero inconveniente para Neymar es que la lesión lo deja afuera de la Copa del Mundo, pese a que Brasil pasó de ronda tras vencer a Colombia por 2 a 1 en cuartos de final. En el futuro, tendrá entre cuatro y seis semanas de recuperación y deberá inmovilizar (con faja o corset ortopédico) la zona para reducir el dolor y favorecer la consolidación de la fractura.
El martes Brasil jugará la semifinal contra Alemania y Luiz Felipe Scolari tiene diversas opciones para reemplazar a Neymar. Bernard o William serían la elección si le da continuidad a la postura y el esquema (4-2-3-1). Con Ramires mantendría el esquema pero con un tinte más defensivo. Si se inclinase por Luiz Gustavo, ausente por suspensión ante Colombia, cambiaría a un 4-3-3, que libere a Paulinho y Fernandinho. La última opción, la menos osada pero no descabellada para Scolari, es colocar al defensor Henrique y conformar una línea de 3 zagueros (teniendo en cuenta el ingreso de Dante por el suspendido Thiago Silva).
Carlos Zuñiga, el responsable de la lesión, al conocer su magnitud emitió un comunicado: “Desde Cotia, sitio de la concentración de la Selección Colombia en Brasil 2014, lamento de manera profunda la triste lesión que sufrió Neymar durante del juego entre Brasil y Colombia. Siento pesar por esta situación que resulta de una acción normal de juego, la cual no tuvo mala intención, maldad o imprudencia de mi parte”.
Se escuchan rumores de que la FIFA analizaría actuar de oficio para sancionar a Zuñiga, también se dice que (insólitamente) felicitó al árbitro español por su actuación. Hay que recordar que en el partido de octavos de final entre Nigeria y Francia ocurrió una situación similar que la FIFA ignoró: en un lance vehemente, el mediocampista Blaise Matuidi fracturó a su colega Ogenyi Onazi.
Probablemente, el arbitraje de Velasco Carballo haya sido el principal impulsor de la lesión de Neymar. Según las estadísticas de la FIFA, Brasil cometió 31 faltas en el duelo ante los colombianos, la cifra más alta registrada por una selección en esta Copa del Mundo.
Curiosamente se superaba a sí misma, que en octavos de final ante Chile ya había cometido 28 faltas. Ante Colombia, sólo hubo dos amonestados: Thiago Silva por no dejar sacar a Ospina (64´) y Julio Cesar en la infracción del penal, por la que en realidad debió ser expulsado (78´).
Desesperados por conseguir el empate, los colombianos se jugaron al ataque dejando espacios. Nacía una jugada de contragolpe, desde el área de Brasil, que podría liquidar el partido. Faltaban pocos minutos. Neymar se acercaba a buscar el rebote. Zúñiga no debía dejar prosperar la jugada. El partido ya estaba fuera de control, el árbitro venía compensando su permisividad inicial ante el juego brusco de Brasil y no amonestaba a nadie. Velasco Carballo vio la infracción pero no sancionó la falta, dio ley de ventaja y dejó continuar el ataque. La imagen se queda con los gestos de dolor.
Acostumbrados a ver lágrimas en los ojos de los futbolistas brasileños, nadie imaginó que el llanto de Neymar siendo retirado en camilla, sería su última imagen en la Copa del Mundo. El fútbol es paradójico, lo que parecía un arbitraje favorable contribuyó para dejar a Brasil sin su principal arma de ataque.