Dos jóvenes argentinas viajaron sin entradas y se las rebuscan pintando caras para vivir en Brasil. La casualidad las puso en un VIP del Mundial. La crónica de un día diferente.
“Very Important People” y “All inclusive” no suelen ser parte del plan cuando el equipaje es una mochila y se carga – con ilusiones y expectativas también – sobre las espaldas. Pero el Mundial 2014 está trayendo show de goles, un “Brasil decime que se siente” que ya es himno nacional y, para dos humildes mochileras argentinas, un acceso de privilegio a un partido de fútbol entre sushi, tapeo español, carnes asadas, pastas y mesa dulce. Creo que jugaban Costa Rica e Inglaterra. Creo.
“¿Querés entrar?”, me preguntó un brasilero en la entrada del Mineirão. Sí. Que estábamos intentando con mi compañera de ruta entrar al estadio desde hacía rato para maquillar mejillas como venimos haciendo desde que el mundial es Brasil 2014 – agrego un “Sí” más a esta crónica pero para el lector. Las geniales obras de arte pintarrajeadas en los rostros de los fans que salen en las portadas de los diarios do mundo son obra nuestra. Bueno no todas; muchas.
Quedamos en que los policías custodiando el Mineirão no nos habían dejado cruzar las vallas y el Brasilero en la entrada del Mineirao sacó las entradas mágicas. Y gratis.
Casi como dijo Diego alguna vez, estábamos adentro y teníamos brazalete en la muñeca indicando que el acceso era para “camarote” leáse “bi ai pi”, Toti Pasman! (Sorry, me emocioné).
Mozos con sonrisas llenas de dientes, champagne, cerveza, gaseosa, mesa con vista a la cancha. Se vino el sushi del primer párrafo con el tapeo y las carnes. Se vinieron los asientos en Categoría 1 (?) y el partido. Ahora me acuerdo. Jugaban Inglaterra y Costa Rica. Ahora les voy a poder contar a mis nietos que la abuela vio jugar a la selección del país que nos afanó las Malvinas contra Los Ticos de Jorge Luis Pinto. “Yo vi jugar a la Costa Rica del 2014…”.
Nos retiramos. Nos despidieron con dos bolsas de regalo. Una con una agenda de cuero y una lapicera del Mundial. La otra con un nunca imaginado souvenir en forma de Copa del Mundo en miniatura que ya está en la mochila.
(*) autora del blog Viaje y Descubra