El empresario Jonas Eriksson mediará en el cruce con Suiza. Cómo se volvió multimillonario.
El árbitro sueco Jonas Eriksson será el encargado de impartir justicia en el séptimo partido de octavos de final de la Copa del Mundo, donde Argentina tratará de superar a Suiza para meterse entre los ocho mejores de la competencia. Y el sueco lo hará con el silbáto de plástico reglamentario, aunque bien podría hacerlo con uno de oro.
Es que Eriksson, quién lleva más de 200 partidos dirigidos, no sólo es árbitro. Además, se desempeña como accionista de una importante compañía que lucra con los derechos deportivos.
Según publicaron medios locales, tras dejar su carrera como jugador de fútbol, Eriksson co-fundó la empresa IEC Deportes, que fue pionera en adquirir los derechos para transmitir distintos eventos deportivos en su territorio. A partir de allí, los mercados le sonrieron.
El “millonario relajado“, como lo llaman en Suecia, reconoció que hoy amasa una fortuna superior a los 10 millones de euros. Pero lejos de abocarse ciento por ciento a seguir acrecentando sus negocios, Eriksson se profesionalizó como árbitro de fútbol desde 2002, actividad a la que se dedica a tiempo completo.
El sueco será el encargado de dar el silbatazo inicial el martes a las 13, en San Pablo, donde Argentina y Suiza buscarán su lugar en los cuartos de final. La terna la completan Mathias Klasenius, Daniel Warnmark y el noruego Svein Oddvar Moen (como cuarto integrante). Eriksson viene de dirigir a Estados Unidos-Ghana y Brasil-Camerún durante la primera fase.