Un niño despierta de golpe, acostado en medio de un arrozal, en China. Sin documentación y casi sin palabras, descifran que es estadounidense y es repatriado. Cae en manos del agente Bellamy, quien lo lleva hasta Arcadia, un pueblo de Missouri, donde dice que está su casa. Sus padres, ya mayores, al verlo aparecer quedan petrificados: es el pequeño Jacob, su único hijo, quien murió ahogado 32 años atrás. Corte. Y ese corte responde a ese lenguaje televisivo que no se anima a quedarse donde verdaderamente podría instalarse el drama. Porque los minutos que deberían seguir a ese encuentro son los más valiosos para ahondar en la historia y en los personajes. Es una elipsis cobarde.
Así arranca Resurrección, serie de AXN basada en la primera novela de Jason Mott, que se instaló como uno de los mayores sucesos del año, con más de 13 millones de espectadores en los Estados Unidos, donde prometieron una segunda parte para fin de año, y ahora se transmite para Latinoamérica.
Por un lado, trabaja sobre elementos muy convencionales y apurados. Un policía bueno, con pasado doloroso, que se anima a desafiar leyes y protocolos por el bien del chico, un grupo de personajes importantes apenas maquetados, todos cumpliendo más funciones que las que correspondería, como pasa en las telenovelas. Pero por otro, hay que reconocer que cada tanto la trama deja de correr y se instala en escenas más profundas, más humanas. Es interesante, por lo menos al comienzo, lo que le sucede al pastor del pueblo: Años pidiendo un milagro y ahora que sucede no me lo creo. También lo que le sucede a este matrimonio mayor, que ya no está para seguirle el tren a un chico, ya sea corriendo o instalándole una consola de videojuegos.
Pero aquí no termina la cosa. El niño Jacob no es el único “retornado”. No alcanza con eso –qué pena no quedarse allí– sino que la serie plantea algo más colosal: van volviendo todos los muertos y detrás de esto hay un fenómeno sobrenatural, de esos que abundan en estos tiempos televisivos.
Más allá de esto y de que hay que perdonarle recursos repetidos, como escenas engañosas que en realidad se tratan de pesadillas, Resurrección es una propuesta atractiva, que avanza de manera constante y que, aun con los clisés, atrapa.