El español, número uno del mundo, derrotó en la final de Roland Garros a Novak Djokovic y conquistó su noveno título -cinco consecutivos- en el Grand Slam parisino.
Rafael Nadal, número uno del mundo, venció a Novak Djokovic (N.2) en la final de Roland Garros y levantó su noveno trofeo, su quinto consecutivo, en el polvo de ladrillo parisino.
El serbio ganó el primer set por 6-3, pero el español fue encontrando su ritmo para ganar los tres siguientes, 7-5, 6-2 y 6-4, y lograr la victoria en tres horas y 31 minutos.
“Lo primero que quiero hacer es felicitar a Rafa, es increíble ganar este torneo en nueve ocasiones. Estoy muy emocionado, he dado el máximo, lo intenté con toda mi fuerza, capacidad y potencia, pero Rafa fue el mejor”, señaló un emocionado Djokovic en la entrega de premios.
Con los dos jugadores con lágrimas en sus ojos y tras una interminable ovación, el sueco Bjorn Borg, que ganó el primero de sus seis títulos en París hace 40 años, fue el encargado de entregar la Copa de los Mosqueteros al considerado su heredero.
“Lo siento por Novak, siempre es un gran desafío ganarte. Eres un gran rival y te deseo lo mejor para el futuro. Para mí es increíble ganar el noveno título del que considero el mejor trofeo del mundo. Ha sido muy emocionante, inolvidable”, dijo Nadal.
En una final que era un juego de tronos, con Nadal por ampliar su récord y convertirse en el primer tenista que alcanzaba los nueve títulos de Roland Garros, y con Djokovic por completar su colección de Grand Slam, al tiempo que ambos peleaban por ocupar el número uno mundial el lunes, el español impuso su ley.
Además, con este título Nadal suma 14 torneos de Grand Slam, igualando al estadounidense Pete Sampras en el segundo escalón del podio y a sólo tres del récord del suizo Roger Federer, cuando acaba de cumplir 28 años.
En su ecosistema favorito, la Philippe Chatrier en un domingo de calor (alrededor de 27 grados), el mallorquín exhibió las cualidades que lo llevaron a dominar durante una década. Constancia, ritmo, potencia y pelea hasta donde haga falta, además de un golpe de derecha que en ocasiones fue un látigo imparable para el serbio.
Con este triunfo el español amplía su legendario récord en la tierra parisina. Son ya 66 victorias y sólo una derrota (ante Robin Soderling en 2009) en diez participaciones para nueve títulos.
Nadal, un animal competitivo que tras una década en la élite ha aprendido a administrar esfuerzos y a dosificar su castigado físico, había dicho que a partir de cuartos era cuando tenía que pisar el acelerador.
Nadal, en fase de rodaje, alcanzaba en ocasiones la excelencia con su drive, pero en otras concedía errores no forzados o tiros demasiado cómodos para que Djokovic castigara sin contemplaciones.
En la segunda, ya con los dos jugadores alcanzando su mejor tenis, Nadal se liberó de las ataduras del pasado reciente y devolvió la moneda para romper el servicio al serbio por primera vez y situarse 4-2, preludio del empate a uno en sets.
Eran los mejores momentos del rey de la tierra batida. Seguro con su servicio, se adelantó 3-0 en el tercero con un juego en blanco mientras Djokovic pasaba del bache a la crisis, perdiendo la calma.
Al inicio del cuarto set las fuerzas estaban igualadas, pero pronto Djokovic, con el rostro enrojecido por el calor y el esfuerzo, volvió a caer en la desesperación (49 errores no forzados por 38 de Nadal) al no encontrar rendijas en el mallorquín.
Con la mezcla de calma e intensidad que le caracteriza, caminó hacia el título al aprovechar su primera bola de partido, una doble falta del serbio.
Fuente: AFP