El actor de Guapas dice que los políticos oficialistas prefieren ir al programa de radio del conductor de Intrusos antes que al suyo. Asegura que, cuando estuvo en Mitre, era una señal afín al Gobierno. Adelanta que tanto él como Mercedes Morán podrían abandonar la tira de Adrián Suar antes del fin.
A unque haya tenido un buen retorno a la tevé, Dady Brieva dice que prefiere la radio, que es lo que más disfruta hacer, que se siente muy cómodo, que no la sufre. “Soy un bastonero entretenedor, que maneja los tiempos de la segunda mañana. En el teatro tengo que ser Gardel y en televisión tengo que estar en los primeros puestos, porque para eso me pagan lo que me pagan. De la radio no se espera mucho de mí, entonces es la que me permite jugar más suelto”, explica el conductor de Dadyman desde hace dos temporadas, título que también lleva su unipersonal en teatro.
—¿Hay algo diferente en vos del que arrancó hace siete años en Mitre?
—Yo soy muy inconsciente. Mitre me llamó cuando antes habían estado Néstor Ibarra y Magdalena Ruiz Guiñazú, y no iba a cambiar por eso. Contrataron a un Midachi, y mi peor negocio sería dejar de serlo. Tengo una clientela desde hace más de treinta años que no puedo abandonar, porque es la clave de mi éxito. Por querer asociar a otro, no voy a perder a mi público. Ahora estoy en Radio América, que era una emisora que antes no clasificaba entre las primeras diez y que hoy tiene otras expectativas.
—También tiene otra línea política. ¿Eso tampoco te cambia?
—Mitre en 2007 no era como hoy. El cambio fue el año siguiente, cuando los distanció el conflicto con el campo. En febrero de 2008, para su cumpleaños, le hice el último reportaje que les dio Cristina. Hoy estoy en esta radio que se sabe que tiene un claro encolumnamiento con el proyecto kirchnerista, pero en mi programa salen más los opositores que los “nuestros”.
—¿Quiénes no te atienden?
—Te diría que Daniel Scioli no salió nunca, o que Martín Insaurralde, Milani, o los popes que uno quisiera entrevistar: se los escucha más en lo de Rial que acá, cosa que me llama la atención porque supuestamente Jorge es massista. Nosotros llamamos a todos, pero los oficialistas mucho no me atienden.
—¿Qué trajo la vuelta de Marcelo Tinelli a la televisión?
—Siempre se va a hacer el debate de si se puede o no hacer tele sin él. Claro que se puede, pero no es lo mismo. Tinelli siempre llama la atención. Es el tipo más idóneo que existe en televisión, capaz de contratar a Paul McCartney, a María Kodama, a Rocío Marengo y al Chino Maidana. Les hace poner tutú a todos y los hace esperar en una galería, mientras él se engancha con Charlotte Caniggia. Ve que eso le está rindiendo, cuando a la par tiene un montón de premios Nobel parados al costado. Eso es lo que logra Marcelo, porque el verdadero objetivo no son las estrellas, sino qué es lo que quiere la gente.
—Al igual que la tevé, el teatro también parece estar en crisis. ¿Dejó de ser rentable?
—Hasta hace un año era un muy buen negocio, pero hoy sufre un bajón muy importante. Lo que se vivió el verano en Mar del Plata yo no lo viví en mi vida, nunca Carlos Paz fue más teatralmente. En televisión, en la época de Susana y el juego del millón, si tenías la suerte de protagonizar, ganabas una fortuna de plata. Después se empezó a cocinar con lo que había en la heladera. Eso también le pasó al teatro cuando empezaron a salir todos de gira. Se juntaban cuatro, hacían un stand up y recorrían los pueblos. Lo hicieron 8 millones de personas y rompieron la plaza. ¿Te imaginás?, no hay para todos.