Obligado a ganar, el Barcelona recibirá hoy al Atlético Madrid con Messi a la cabeza. 
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El Atlético de Madrid afrontará desde hoy la semana más trascendental de su centenaria existencia, siete días en los que debe resolver si gana los títulos en juego o si regresa al fatalismo. Será una semana única en sus 111 años de vida. Nunca antes estuvo ante un reto semejante, ganar la liga española en el Barcelona-Atlético de Madrid y la Liga de Campeones, y todo ello en dos partidos consecutivos ante rivales de la magnitud de Barcelona y Real Madrid.
“El trabajo que ha hecho el grupo ha sido enorme. Ponernos en condiciones de llegar a la última fecha de Liga ante los mejores… No es fácil volver a repetirlo. Estamos ahí por méritos propios”, resumió ayer su técnico, Diego Simeone, el mago del renacer atlético.
Para el Barcelona, el partido representa una oportunidad impensada hace dos semanas, cuando un empate en el Camp Nou ante el Getafe le hizo creer al equipo que la liga estaba perdida. Ganarle al Atlético significará ganar el torneo y cerrar con una sonrisa una temporada traumática, signada por problemas deportivos y de los otros: en el punto límite de ese apartado se inscribe la reciente muerte de Tito Vilanova, entrenador del equipo hasta hace un año. El actual, Tata Martino, se despedirá hoy del equipo, aunque ni él ni nadie en el club lo confirme oficialmente: “Tengo por norma de vida decir las cosas en cada momento, no especular con el resultado para decirlo. Deseo con toda el alma hacer campeón al Barcelona, pero mi carrera no cambiará demasiado por el partido”, comentó ayer a una pregunta sobre su futuro.
Mientras define sus pasos siguientes, ayer el Barcelona dio uno grande: informó en un comunicado que “se ha llegado a un acuerdo para la adecuación contractual del jugador de la plantilla profesional Lionel Messi. La firma de esta revisión y actualización contractual se efectuará a lo largo de los próximos días”.
El club no dio detalles sobre el pacto, pero reportes de la prensa española señalan que Leo ganará unos 27 millones de dólares por temporada, más otras bonificaciones por resultados. Su cláusula de rescisión se mantiene en 250 millones de euros (343 millones de dólares).
El de hoy, al cabo, será el último partido de Messi antes de viajar a Argentina a encarar el desafío que tiene marcado hace muchos años: liderar a la Selección hacia el sueño de ganar el Mundial en Brasil. Aunque, claro, ya habrá tiempo para pensar en eso.