“Los cocineros son muy severos”

Lo más importante de MasterChef es que eligieron a tres chefs de verdad. No son cocineros de televisión que se aprendieron una receta de memoria y la supieron hacer frente a la cámara, algo que no tiene nada que ver con el oficio, ni la experiencia de tener el fuego sagrado de ser un cocinero en serio. Algo que lleva como mínimo diez años de tu vida aprender con mucho trabajo. Donato, Germán y Christophe tienen eso largamente ganado. Desde este punto de vista, el reality arranca bien. Tuve la suerte de que me llamaran para entrar, pero no coincidieron los tiempos, ya que cuando hacían selección yo estaba fuera del país. Creo que la televisión tiene que tener un atractivo y una intriga, tiene que tener pimienta para que en la pantalla sea interesante. Pero lo cierto es que a estos tres cocineros los conozco porque son de mi generación y he trabajado con ellos y son así de exigentes y severos cuando algo no está como ellos quieren. En sus restaurantes son eso y mucho más. Quizá no en ese tono, pero a la tercera falla, olvidate. El margen de error es muy acotado, tenés un par de oportunidades y chau. Si no, no te vas a ganar un lugar o si lo hacés vas a durar poco tiempo. Al televidente lo anima a cocinar, le muestra que no es tan complicado. Ves gente de todo tipo y te preguntás: si estos tipos cocinan, ¿por qué yo no? De todos modos, una cosa es ser un cocinero de televisión, donde sólo hacés un plato, y otra es que tu vida sea el restaurante. No tiene nada que ver una rutina con la otra. A lo mejor salís de ahí, te sacás un diez, lo colgás en la pared y se terminó, o a lo mejor querés comenzar una vida como cocinero. Y ser chef es diferente.

*Chef, dueño de La Panadería de Pablo.