El reality está muy bien como tal, pero las cocinas no son así. No existe ese nivel de destrato hacia nadie, porque no es forma de enseñar. En MasterChef se muestran unas pautas que en los restaurantes del mundo ya no existen. Cuando arranqué, hace veinte años, me tenían cagando, no podía zumbar una mosca. Los que sabían el oficio eran muy pocos y
El reality está muy bien como tal, pero las cocinas no son así. No existe ese nivel de destrato hacia nadie, porque no es forma de enseñar. En MasterChef se muestran unas pautas que en los restaurantes del mundo ya no existen. Cuando arranqué, hace veinte años, me tenían cagando, no podía zumbar una mosca. Los que sabían el oficio eran muy pocos y muy celosos de su conocimiento, te exigían un extra porque sabían que uno hacía una pasantía para aprender y que había lista de espera. Había cierto nivel de maltrato y grito, pero esa mentalidad y mecanismo cambiaron, porque el mundo es distinto. Los jóvenes que hoy estudian cocina tienen cantidad de lugares donde elegir trabajar. y si alguien los trata mal, abandonan ese laburo. Tal vez la pauta de la televisión hace que los cocineros tengan que ser más estrictos. Un acting para el público, para hacer rating, pero que ya no se aplica. Otros programas abandonaron esa fórmula. Un buen ejemplo es el The Great British Bake Off, que produce la BBC, donde se elige a la mejor pastelera de toda Inglaterra con dos jueces. Un hombre que aquí podría ser Osvaldo Gross, un señor tranquilo pero seco, y una mujer que podría ser Choly Berreteaga. Allí los jurados les marcan lo que está mal, pero también les dan una mano. Al final gana la mejor, porque no es necesario maltratar a nadie para que un participante tenga una puntuación más alta. No es que si contesto mal van a cocinar mejor. Eso no existe. ¿Si hubiera trabajado en MasterChef? Yo no soy un tipo tan estricto como para cubrir ese puesto. A mí me gusta pasarla bien, así que si voy a la tele lo hago para divertirme un poco.
*Chef de Coco Café.