PERFIL estuvo en Milán junto a la compañía de danza china, con sede en Nueva York, que se presentará en el teatro Opera. Un adelanto exclusivo del espectáculo que
el grupo sueña poder estrenar en China.
Shen Yun, nombre que significa “porte divino”, es una compañía de danza y música china, radicada en Nueva York. Unos cincuenta bailarines y otros tantos músicos combinan movimientos etéreos y enérgicos saltos; objetos llamativos como los zapatos de Manchuria, con su extraño taco, e instrumentos como la pipa, parecido al laúd; la suona, esa suerte de corneta con un inconfundible sonido penetrante, o el muyu, para percutir.
Hay cuatro compañías que, en simultáneo, muestran el mismo espectáculo en diferentes partes del mundo. En Buenos Aires, brindará funciones desde el 6 hasta el 10 de mayo, en el Teatro Opera Citi, y será la tercera visita (antes, en 2009 y 2012). Es considerada la compañía de danza y música clásicas chinas más prestigiosa del mundo. Presentará un espectáculo nuevo que mostrará sobre el escenario los 5.000 años de cultura china auténtica. Otro de los grupos de Shen Yun actuó, del 26 al 28 de abril, en el Teatro degli Arcimboldi de Milán. Allí estuvo PERFIL, para adelantar el show, y dialogó con el presentador, Leeshai Lemish, un norteamericano de origen israelí que conoce muy bien a Shen Yun. Su cotidianidad con sus compañeros –la mayoría chinos o hijos de chinos, todos radicados en Estados Unidos– implica giras de cinco a siete meses seguidos, vida en grandes hoteles y alimentación local. Así que en Milán los bailarines, músicos y productores de Shen Yun andaban degustando pizza y helado, y tomando mucho café. Y se preparaban para regresar a comer la famosa carne argentina.
Lemish, como todos los integrantes de Shen Yun, es uno de los millones de practicantes de Falun Dafa o Falun Gong, una disciplina física y espiritual, que sintetiza ejercicios físicos y de meditación basados en antiguas enseñanzas morales chinas. Incluye elementos del budismo y del taoísmo, pero no está asociada a ninguna religión específica. Fue fundada en 1992 por Li Hongzhi. Enfrentados al Partido Comunista aseguran que prohíbe la presentación de Shen Yun en toda China.
—¿A qué considera que puede deberse esta situación?
—Durante la revolución cultural [la Gran Revolución Cultural Proletaria, encabezada por Mao Zedong a partir de 1966], se destruyeron todas las antiguas culturas de la China, con sus valores morales y belleza… La misión de Shen Yun es regresar a todo eso y soñamos con un día poder actuar en China.
—¿Qué danzas muestran en escena?
—Por un lado, danzas étnicas y, por otro, la llamada danza clásica china. Varias compañías de danza de China buscan satisfacer al público occidental dándole algo que le resulte conocido, una mezcla de danza china, ballet, jazz, contemporáneo… Pero la danza clásica china es algo específico. Tiene 5 mil años de antigüedad y se remonta al Emperador Amarillo [Huangdi, quien supuestamente reinó entre 2698 y 2598 a.C.], considerado el padre de la civilización china.
—¿Cómo reconstruyen las antiguas danzas?
Con varias fuentes. Por ejemplo, a través de relatos tradicionales, como la novelas Viaje al oeste, de Wu Cheng’en, de 1592. También hay pinturas y esculturas que documentan esas danzas. Esculturas de la dinastía Tang muestran los movimientos de las shuixiu (mangas de agua). En las cuevas de Dunhuang [provincia de Gansu], aparece la imagen de mujeres divinas volando. Por otra parte, hay relación entre la danza clásica china y las artes marciales. Las artes marciales conservan saltos y dinámicas de esta danza, que se hacía con armas arrojadizas y espadas, frente a los generales y emperadores. De hecho, en chino, danza (wundao) y artes marciales (wushu) son palabras que se pronuncian diferente pero que se escriben igual.
—En Shen Yun dicen hacer una danza “divina”. ¿A qué se refieren con esto?
—Falun Dafa y las tradiciones populares de la China, que representamos en Shen Yun, comparten la idea de una conexión entre la gente sobre la tierra y las fuerzas divinas en el cielo: la gente viene de un lugar más elevado, y en la tierra, a través de cultivarse, a través de la meditación, puede volver a ese lugar mejor.
—Los bailarines de danza clásica china saltan, giran, mueven los brazos, de modos que por momentos parece ballet occidental. ¿En qué se parecen y diferencian?
Son tradiciones y técnicas de danza diferentes. En ballet, los giros son perpendiculares; aquí son en ángulo inclinado. No hay cinco posiciones de pies. Sí hay una técnica para el caminar de las bailarinas y el saltar de los bailarines, pero lo que más importa es la actitud, por eso el nombre de Shen Yun, que significa “porte divino”. En la compañía, no tenemos médico ni kinesiólogo, porque cuando la danza clásica china se hace correctamente, no es tan estresante para el cuerpo. Asimismo, aquí casi no se hacen solos o dúos sino que lo que más importa es la coordinación grupal. Finalmente, el ballet fue sistematizado en el siglo XVII, pero la danza clásica china es mucho más antigua aunque recién la está sistematizando Shen Yun.
—¿Qué opinión le merece que en muchas partes del mundo los chinos están relacionados con los supermercados y restaurantes? ¿Y qué piensa de los acuerdos comerciales entre la Argentina y China?
—Cuando la gente asocia a los chinos con los restaurantes y los supermercados, no se da cuenta de que son mucho más que eso. Por un lado, para hablar de China que tiene una cultura milenaria, hay que ver los detalles más pequeños. Sobre los acuerdos de comercio China-Argentina, no tengo nada en contra de que las economías de los países prosperen; lo que no quiero es que ganen dinero personas que lastiman y perjudican a otras. Pero por supuesto, siempre es bienvenida la cooperación económica entre los países del mundo.
*Desde Milán.