El Chino de Margarita se enfrenta al mejor boxeador del momento por los títulos mundiales de la categoría welter del CMB y la AMB. Expectativa mundial.
Las historias o las leyendas contienen el resultado de una razón empírica. Trasuntan la gloria o la triste y tibia fama. Por bien o por mal, los humanos desean ese halo de inmortalidad, célebre o amarga. Casi todos lo intentan, infinitos cuajan en la intrascendencia y muy pocos lo logran. Marcos René Maidana, a los 30 años, es uno de esos pocos boxeadores que ya tienen un lugar en la historia inédita del pugilismo argento por la embriaguez prematura de épicas victorias.
Pero esta noche, en el MGM Grand de Las Vegas y bajo la mirada de miles y miles de personas desde numerosos lugares del planeta, buscará agigantar sus proezas y entrar en la exclusiva galería de las leyendas perennes, en la que muchos quisieran verse retratados.
En ese mítico estadio –que es el símbolo de los grandes duelos– el boxeo argentino vivirá uno de los hitos clave de su rica tradición cuando el Chino Maidana, flamante campeón mundial welter de la AMB, suba al ring para enfrentar al mejor libra por libra de la actualidad, el estadounidense Floyd Mayweather Jr, también monarca welter pero del CMB. La concreción de este combate, por el presente de ambos boxeadores, representa una de las gestiones más trascendentales del pugilismo nacional en los últimos treinta años, superando en consumo popular y nivel deportivo al choque Maravilla Martínez-Chávez Jr. y encuadrándose en el podio histórico con dos antecedentes de jerarquía: uno, el legendario enfrentamiento que en 1923 sostuvieron, ante 90 mil personas, Jack Dempsey y Luis Angel Firpo; el otro ocurrió en 1970, cuando Ringo Bonavena perdió ante Muhammad Ali en el Madison Square Garden de Nueva York.
Marcos Maidana es consciente de la calidad de su adversario y sabe que tiene 12 rounds (36 minutos, en verdad) para poner una mano somnífera y dar, acaso, el batacazo más grande de la historia del boxeo moderno. El estadounidense Mayweather lo supera en todas las variables, salvo en la más decisiva: la pegada. En ese poder radica la única chance de triunfo del campeón argentino. Por eso, de ganarle, el Chino podría ser considerado –sin manchar la imagen de Carlos Monzón– el mejor boxeador nacional de la historia. Las apuestas lo tienen abajo 10 a 1.
Maidana hará su novena presentación en los Estados Unidos (seis victorias y dos derrotas) después de haberle brindado una verdadera paliza a Adrien Broner y desestabilizado la industria pugilística yanqui, que planeaba otros rivales para el Money Mayweather. “Yo vengo a ganarle a Floyd. Sé que es muy bueno, pero vamos a ver qué pasa cuando sienta la potencia de mis golpes”, comentó el santafesino apenas bajó de la balanza y clavó 66,400 kilogramos, el límite de la categoría welter.
Bolsas suculentas. La Comisión Atlética de Nevada publicó las cifras que obtendrán los protagonistas de la función. Mayweather ganará $ 32 millones de dólares, mientras que Maidana embolsará 1,5 millones. Claro que esas cifras aumentarán dependiendo del pago por evento. La mayor bolsa que “Money” cobró en su carrera fue de 41 millones de dólares, ante Saúl “Canelo” Alvarez
Floyd Mayweather hace de las suyas y le sobra categoría para estar considerado el mejor pugilista del mundo de la última década. Su estilo no es de un tirador de golpes; es más bien un especialista en esquivarlos y pegar en retroceso, maneja la distancia gracias a la rapidez de sus piernas y se necesita su misma rapidez o incluso más para boxearlo. Así les ganó a todos. A De La Hoya, a Cotto, a Mosley, al Canelo Alvarez y hasta a Carlos Baldomir, tercero en la lista de argentinos vencidos, detrás de Gustavo Cuello y Carlos Ríos. “Todos dicen que tienen un plan, pero todavía sigo encontrando la manera de ganar y el sábado –por hoy– volveré a hacerlo”, avisó Floyd, titular CMB de las categorías welter y mediano junior.
A pesar de su inmaculada campaña, muchos le cuestionan a Mayweather que en su prontuario le falta una gran prueba de grandeza, un combate épico que lo acerque de verdad al pueblo como lo tuvieron Dempsey, Ali o Leonard. Y, de algún modo, encuentran en el corazón guerrero de Marcos Maidana –si alcanza a superar el nivel que demostró ante Broner– al esperadísimo oponente que le introduzca drama a una de sus peleas. “Ya tengo experiencia en que me consideren como el que va a perder. Ya bajé a varios, ¿por qué no Mayweather?”, disparó ilusionado el santafesino, quien parece estar dispuesto a trasponer el umbral de la normalidad para convertirse en leyenda.
Peleaba para comer. Tiene la cara de indio porque allá en Margarita le cargaron la sangre de la tierra. Tiene la desconfianza del aporreado, del que alguna vez se quedó con algo ajeno. Tiene la cara del que transformó la escuela en una anécdota y al boxeo en una certeza. Tiene el pasado que todos los grandes campeones suelen tener… Marcos René Maidana es un grande del boxeo por derecho propio. Triunfó en Estados Unidos y alcanzó el cielo de los campeones mundiales. Y hoy debe sentir el orgullo de quien cosecha lo que sembró en los inviernos crudos. “Arranqué a pelear por 20 o 30 pesos con tipos que eran más grandes que yo. Peleaba para hacerme una moneda porque no trabajaba, andaba de vago”, comentó alguna vez.
A los 15 años entró a un gimnasio cansado de gastar los puños en rencillas callejeras. “Ser boxeador me salvó de muchas cosas”, suele asumir mientras disfruta de su presente. Hoy, el Chino ha cruzado el puente que separa esa vida de emergencia. Los miles de dólares que gana le permiten darles a su familia y sus hijos Yoyo y Emilia una vida sin privaciones. Hoy sus dientes están más blancos y sonríen porque el viejo Orlando y su madre Olga pueden viajar para verlo en el combate más importante de su vida. Hoy, ante Mayweather, quiere exhibirle al mundo su cara de campeón.
Excéntrico, canchero, el mejor. Arrogante como un rocker. Desafiante. Burlón como un tirano petiso ante una corte de gigantes. Seguro y frío como un chacal. Genio y elástico como un contorsionista de circo. Y, ante todo, altivo como un boxeador de raza. Se llama Floyd Mayweather Junior, “Money” lo apodan, y desde hace diez años tiene la industria del boxeo mundial a sus pies.
Se hizo boxeador por mandato familiar (es hijo del boxeador Floyd Sr. y sobrino de Roger, ex campeón mundial) y creció en un hogar envilecido por la droga, en Gran Rapids. Hoy es otro: el multimillonario contrato de 200 millones de dólares que firmó con la cadena televisiva Showtime por seis combates le permite elegir el rival para recaudar cifras en venta de pay per view.
Su éxito se transformó en millones de dólares, que él gasta en su excéntrica vida. Autos, joyas, zapatillas, aviones y apuestas (llegó a ganar 40 millones de dólares apostando por los Heats en la final de la NBA en 2012) componen el repertorio de gustos. En 2013 fue el atleta mejor pago del mundo, con ganancias por 100 millones de dólares, más que Messi y Ronaldo.
Pero Floyd también es la otra cara. En 2012 cumplió una pena de 87 días de cárcel por un caso de violencia doméstica y hace unos días fue denunciado por golpes y amenazas de muerte por dos ex empleados suyos. Con todo, es el rey del boxeo mundial.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.