Desde que Jorge Bergoglio se convirtió en Francisco, la dirigencia política del país, especialmente la que se rasgó las vestiduras en los primeros instantes de aquella decisión histórica, transita por una especie de ataque místico y encara costosas peregrinaciones a San Pedro para actualizar imagen en las redes sociales.
Si fuese para bien el novedoso giro hacia la espiritualidad, hasta podría resultar entendible, en el marco de la crisis imaginativa, que generalmente atraviesa esa pequeña corte de laderos que cada cual conserva.
La modalidad, sin embargo, asegura sorpresas diariamente. Uno de esos casos ocurrió esta semana, cuando el dirigente camionero Pablo Moyano pasó por el besamanos papal, sólo horas después de haber asegurado algunos muertos adicionales en Quilmes, si el conflicto gremial de los recolectores de residuos no se solucionaba. Ahora bien. Que el Papa sea argentino asegura también sorpresas adicionales, por el lado de Su Santidad.
Hace algunas horas y con su particular dialéctica rioplatense, mencionó al fútbol y al deporte en general, como herramientas de sublimación que otorgan a los pueblos, sobre todo aquellos apasionados de esas prácticas, amplias posibilidades de asistir a la población juvenil, especialmente. Pero el suculento embrollo por el que transita desde hace décadas el fútbol argentino, puede poner en apuros al propio San Pedro. Mucho más si se tiene en cuenta los miles de millones de pesos que el Estado asegura anualmente, a esta fenomenal anestesia que, a su vez, reintegra favores por medio de codiciados espacios publicitarios, en horarios pico.
Rogel no quería un rejuntadero, pero…
El diputado radical Fabián Rogel acuñó a inicios de este año una frase a la que adhirieron varios dirigentes radicales y también peronistas. «La alternativa en la Nación y en la provincia no puede salir de un rejuntadero de dirigentes», decía Rogel, conocido en el terreno político como «el colorado». Pretendía que su partido no transforme alterativas en un mero rejuntadero de sellos. Hace menos de una semana, Rogel concurrió a la movilización en protesta por las pasteras, con «Pino» Solanas, uno de los integrantes de aquel rejuntadero.
Se encontró allí con Emilio Martínez Garbino, posible referente en la ciudad del sur Gualeguaychú de un sector del radicalismo, el liderado por Rogel, Sergio Varisco y algo del montielismo residual. Alguien anduvo diciendo por ahí que el radicalismo quiere a Emilio para pelear la intendencia de la ciudad del carnaval, algo que gestiona su socio político Luis Leissa, con algunas otras fuerzas.
El auto viejo
El Plan Maestro de Agua que, paradójicamente, atraviesa una varadura importante, fue motivo esta semana de nuevos inconvenientes. Al romperse una válvula, obligó a interrumpir el servicio en algunas zonas de la ciudad. Presto, el secretario de Desagües Pluviales Fernando Lescano, apuró una respuesta en la radio pública asegurando que «la falla se debió a la rotura de una válvula, que tiene sus buenos años». La falla se registró el lunes de madrugada, por eso se programó el corte en toda la ciudad para las 21 de ese mismo día y proceder al cambio de válvula.
«La planta potabilizadora se puede comparar con un auto de modelo viejo, el auto se encuentra perfecto, pero al ser modelo antiguo tiene sus defectos del paso del tiempo», ensayó Lescano a modo de argumentación. Podría decirse entonces que la comuna, con el Plan Maestro, está pagando desde hace una década un auto nuevo en 84 cuotas, que será adjudicado por sorteo o licitación. Como no hay dinero para la licitación, entonces habrá que esperar, irremediablemente, el sorteo.