De qué se trata el Coaching Deportivo, una herramienta clave para trabajar la motivación.
En la recta final de cara al Mundial de Brasil, las emociones de cada jugador, ya comienzan a jugar su partido.
Es probable que ellos no tengan plena conciencia de cómo sus miedos, fobias, tristezas o alegrías, van a marcar su rendimiento dentro y fuera de la cancha. Su pasado, su crianza y hasta su entorno; sus costumbres, lenguaje, y forma de pensar, influyen de manera decisiva en sus acciones y en lo que puedan lograr con ellas en una cancha, más allá de sus aptitudes o talento innato.
Este partido “emocional”, se juega sin árbitros y el campo de juego es difuso. Por eso desde el Coaching Deportivo, se trabajan “herramientas” con los equipos de alto rendimiento, que los pre-disponen positivamente y los motivan con plena conciencia de la importancia de poner sus emociones a favor, más allá de su técnica depurada, talento, experiencia y preparación física.
Lo que vemos en la cancha durante 90 minutos, es solo la punta de un iceberg emocional y humano, que nos muestra a estos virtuosos del toque y la gambeta, atletas físicamente y técnicamente dotados, accionando como su cuerpo, emoción y lenguaje se lo permiten. Mucho más abajo, en la parte que permanece oculta, conviven; nuestra visión del mundo, nuestras opiniones, como resultante de un sistema en el que fuimos criados y nos desarrollamos.
En un “entrenamiento emocional” de Coaching, -que acompaña a la preparación técnica y física-, se trabajan energías como; apertura, flexibilidad, determinación y estabilidad; en cada deportista, buscando que pueda estar centrado (energía del centramiento), y haciendo foco en su objetivo personal y grupal.
Decimos que nadie puede “ir” por un objetivo que no logra “ver” como una posibilidad, y allí trabaja el Coaching, generando nuevas posibilidades de acción y ampliando la mirada que el equipo tiene sobre la realidad que va a afrontar en cada partido.
Este partido “emocional”, se juega sin árbitros y el campo de juego es difuso.
El Coaching trabaja la motivación, fortaleciendo un equipo desde el reconocimiento de cada integrante hacia los demás. Nos reconocemos como equipo, tenemos una visión compartida de nuestro objetivo, fortalecemos los vínculos y potenciamos el rendimiento colectivo, por sobre el individual. “Visualizar” un triunfo como equipo, días antes de un partido, nos puede permitir pararnos en ese resultado y comenzamos a entrenar nuestras emociones, desde la victoria.
Si un equipo logra predisposición positiva, compromiso y determinación, tiene una clara ventaja en el juego “emocional”, dentro del desarrollo del encuentro y sus posibilidades se multiplican.
Cada jugador llega al equipo desde un “sistema”. Nuestro primer sistema es la familia y desde allí cobran fuerza nuestro entorno, crianza, y costumbres, esos son nuestros paradigmas, nuestra forma de ver el mundo, las posibilidades que vemos en el, dentro o fuera de una cancha, esa visión de la que hablamos al comienzo.
Cuando la selección salga a competir, a jugarse en cada partido su chance deportiva, cuándo la pelota entre en juego; además de la zurda dotada de Messi, las velocidad de Di María y la cintura del Kun, veremos el resultado de un proceso complejo y diverso, donde van a convivir las creencias y la visión que cada equipo logre tener de sus objetivos.
Ese partido, ya se está jugando. Y claramente será una opción favorable, entender la ventaja de salir a la cancha “habiendo ganado” en el vestuario, comprometidos y conscientes del poder de nuestras decisiones como equipo.
(*) Periodista y Coach Integral y Deportivo.